¿SEGUNDAS
PARTES FUERON BUENAS?
Es claro que después de
apreciar la capacidad y tablas políticas de los candidatos en el desarrollo de
la segunda edición del debate presidencial, las tendencias vuelven a girar y
esta vez parecen ser la antesala de un resultado inesperado.
Como supuse en mi entrega
anterior, la descalificación no pudo dejarse de lado y en esta ocasión los
ataques no variaron mucho y fue dirigido a todos en cada uno de los bloques Política y gobierno; México en el mundo; y Desarrollo
social sustentable, mismos que fueron sorteados para las intervenciones y que
de acuerdo a los temas y subtemas derivados de cada uno de ellos, se pudo
percibir un ejercicio fluido y mejor orquestado que el primero.
Evidentemente que la
propuesta de los participantes estuvo mayormente sujetada a los temas que
proponía la mesa, sin embargo al calor de los ataques pudimos apreciar muchas
veces, que solo le dedicaban escasos 30 segundos al apuntalamiento de sus
discurso en el tenor que se tocara, es decir; sin mayor abundancia de lo que
proponen en su esquema general.
Dicho esquema estuvo
formateado de la siguiente manera: constó de cinco bloques: una intervención
inicial de 2 minutos y medio por candidato; tres bloques de 34 minutos por
tema, distribuidos en 8.5 minutos acumulados por cada candidato; y una
intervención de cierre de 2.5 minutos por candidato; al inicio del debate, el moderador
realizó dos sorteos; el primero, definió el orden de intervención de la
candidata y los candidatos durante la ronda inicial y los tres bloques
temáticos, garantizando que todos iniciaran y cerraran una de las cuatro
primeras secciones del debate; el segundo sorteo definió el orden de
intervención de la candidata y los candidatos en la ronda final del debate.
Abrió el ejercicio la
candidata del PAN, Josefina Vázquez, a quien se le notó serena y más relajada
que en el primer debate, su estrategia aunque no dejo pasar la oportunidad de descalificar
a sus adversarios, principalmente al PRI y ahora al PRD (a quienes supone
similares), en esta ocasión no se enfrascó y si dejó ver su lado objetivo al
proponer esquemas claros sobre su política de gobierno; su perspectiva y
enfoques financieros ante las relaciones exteriores; su defensa y apoyo hacia
el sector femenino; su postura ante los pocos señalamientos de los que fue presa
y su intención de formar un gobierno de coalición (fue la única que lo
planteó), algo que seguramente la volverá a re posicionar. En esta edición, la
candidata presidencial se mostro diferente (como su slogan), más segura, más
incisiva y menos alineada.
El candidato del PANAL, Gabriel
Quadri, en un intento (para mi juicio, precario y de mal gusto) oportunista de
emular el primer debate, quiso dejar en la mesa propuestas claras y definidas
pero trilladas e insulsas; como el aborto y el matrimonio entre personas del
mismo sexo pues es bien sabido que aunque son muy importantes, los temas sobre derechos humanos (especialmente
los de las mujeres y los sexuales) tienen un órgano regulador y hasta fiscalías
especializadas para su atención; esto solo evidenció la falta de carácter político
que ostenta el Ingeniero Quadri, sujetando su proyecto de nación a la
observancia civil y demeritando la clase de la que indiscutiblemente ya forma
parte; hecho que fue señalado por la candidata panista hacia su verdadero
proyecto e intereses.
El representante del partido
tricolor, Enrique Peña; se vio pasivo, desmejorado y parco; no vimos al candidato
prisita decidido de la primer edición, ni al supuesto redentor del priismo que
aclararía sus declives o se desmarcaría con astucia de los señalamientos; más
bien ayer esa postura, permitió que la candidata panista pudiera poner sobre la
mesa dos detalles negativos mas sobre su militancia, su relación con Yarrington
y su aprecio por Montiel, ambos políticos escarnecidos por sus antagonistas; sobre
esto el candidato priista no hizo mayor comentario e invitó a sus seguidores a
cerrar filas.
Andrés Manuel López Obrador,
nuevamente se vio copado por las increpaciones directas sobre sus mecanismos financieros
de reversión económica; fue cuestionado una y otra vez por sus adversarios
sobre las políticas que sugiere establecer para recuperar dinero fugado y su
relación anterior con el priismo; esto último no fructificó pues simpáticamente
se desmarcó arguyendo su juventud y poca experiencia. Su propuesta de gobierno
fue la misma, eliminar las prebendas, los paraísos fiscales, los sueldos estratosféricos
y la corrupción en general; problemas “de cajón” para el país y elementos indiscutibles
de seguir en cualquier administración pública, nada nuevo bajo el sol.
Todos los candidatos anoche
expusieron sus propuestas concretas sobre el manejo de los recursos financieros
y naturales del país, se comprometieron a instituir políticas públicas que enaltezcan
la figura del mexicano ante el mundo, se entendió la problemática de la
sustentabilidad y su importancia como el nuevo motor de crecimiento para los
países, sobre todo de América latina. En el tenor de la participación
ciudadana, todos coincidieron con el refresco que dieron los estudiantes.
Josefina se pronunció por un
cambio en la percepción de la mujer ante la competencia productiva, Quadri
propuso la renovación de las políticas agrarias como la salida de inicio en la problemática
nacional; Peña Nieto sostuvo su proyecto de inclusión y aumento del ingreso per
cápita y Andrés Manuel expuso su gabinete anticipado, en el cual se aprecia su
capacidad de integración desde lo moral hasta lo competitivo, incluyendo
personajes de reconocida calidad en sus respectivos ámbitos.
Aunque seguirán quedando los
huecos de siempre en cuanto a los elementos que rodean la “guerra sucia”; en
esta ocasión los insanos compadrazgos, las deudas pendientes, los militantes incómodos,
y las buenas aunque “increíbles o cuestionadas” intenciones; no pudieron
desplazar la disposición de todos los candidatos a proponer y poner su mejor
cara ante la nación.
Después de esta segunda
edición del debate que el IFE, tratara (exitosamente) de corregir, el indudable
ganador fue la audiencia, pues a diferencia del circo televisivo que se monto
en su primera parte; esta vez, aunque con errores propios de escenografía,
iluminación, logística de participación y hasta de trasmisión (pues se fue la señal
un par de veces) , solo fueron mínimos y se pudo alcanzar una trasmisión aceptable
en contenidos y en propuesta política, que es lo que el ciudadano realmente
comprometido con su entorno quería observar y escuchar.
Con esta práctica pudimos
reconocer nuestra propia disposición hacia los intereses que nos jalan a seguir
o atender la invitación de quien sea para elevarlo y darle la facultad de
dirigirnos y apercibirnos desde la máxima magistratura; de esta forma podemos
discernir qué tan comprometidos estamos con la suerte de la nación o que tan
equivocados estamos en cuanto a la percepción de nuestros deberes verdaderos;
primero como seres humanos y luego por los intereses que sean.
Por
Gerardo Morales
PROPIEDAD INTELECTUAL: TODOS
LOS TEXTOS SON ORIGINALES DE CARLOS GERARDO MORALES OLIVERA
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