lunes, 11 de junio de 2012

La crónica sobre el segundo debate presidencial





¿SEGUNDAS PARTES FUERON BUENAS?



Es claro que después de apreciar la capacidad y tablas políticas de los candidatos en el desarrollo de la segunda edición del debate presidencial, las tendencias vuelven a girar y esta vez parecen ser la antesala de un resultado inesperado.

Como supuse en mi entrega anterior, la descalificación no pudo dejarse de lado y en esta ocasión los ataques no variaron mucho y fue dirigido a todos en cada uno de los bloques  Política y gobierno; México en el mundo; y Desarrollo social sustentable, mismos que fueron sorteados para las intervenciones y que de acuerdo a los temas y subtemas derivados de cada uno de ellos, se pudo percibir un ejercicio fluido y mejor orquestado que el primero.

Evidentemente que la propuesta de los participantes estuvo mayormente sujetada a los temas que proponía la mesa, sin embargo al calor de los ataques pudimos apreciar muchas veces, que solo le dedicaban escasos 30 segundos al apuntalamiento de sus discurso en el tenor que se tocara, es decir; sin mayor abundancia de lo que proponen en su esquema general.

Dicho esquema estuvo formateado de la siguiente manera: constó de cinco bloques: una intervención inicial de 2 minutos y medio por candidato; tres bloques de 34 minutos por tema, distribuidos en 8.5 minutos acumulados por cada candidato; y una intervención de cierre de 2.5 minutos por candidato; al inicio del debate, el moderador realizó dos sorteos; el primero, definió el orden de intervención de la candidata y los candidatos durante la ronda inicial y los tres bloques temáticos, garantizando que todos iniciaran y cerraran una de las cuatro primeras secciones del debate; el segundo sorteo definió el orden de intervención de la candidata y los candidatos en la ronda final del debate.

Abrió el ejercicio la candidata del PAN, Josefina Vázquez, a quien se le notó serena y más relajada que en el primer debate, su estrategia aunque no dejo pasar la oportunidad de descalificar a sus adversarios, principalmente al PRI y ahora al PRD (a quienes supone similares), en esta ocasión no se enfrascó y si dejó ver su lado objetivo al proponer esquemas claros sobre su política de gobierno; su perspectiva y enfoques financieros ante las relaciones exteriores; su defensa y apoyo hacia el sector femenino; su postura ante los pocos señalamientos de los que fue presa y su intención de formar un gobierno de coalición (fue la única que lo planteó), algo que seguramente la volverá a re posicionar. En esta edición, la candidata presidencial se mostro diferente (como su slogan), más segura, más incisiva y menos alineada.

El candidato del PANAL, Gabriel Quadri, en un intento (para mi juicio, precario y de mal gusto) oportunista de emular el primer debate, quiso dejar en la mesa propuestas claras y definidas pero trilladas e insulsas; como el aborto y el matrimonio entre personas del mismo sexo pues es bien sabido que aunque son muy importantes,  los temas sobre derechos humanos (especialmente los de las mujeres y los sexuales) tienen un órgano regulador y hasta fiscalías especializadas para su atención; esto solo evidenció la falta de carácter político que ostenta el Ingeniero Quadri, sujetando su proyecto de nación a la observancia civil y demeritando la clase de la que indiscutiblemente ya forma parte; hecho que fue señalado por la candidata panista hacia su verdadero proyecto e intereses.

El representante del partido tricolor, Enrique Peña; se vio pasivo, desmejorado y parco; no vimos al candidato prisita decidido de la primer edición, ni al supuesto redentor del priismo que aclararía sus declives o se desmarcaría con astucia de los señalamientos; más bien ayer esa postura, permitió que la candidata panista pudiera poner sobre la mesa dos detalles negativos mas sobre su militancia, su relación con Yarrington y su aprecio por Montiel, ambos políticos escarnecidos por sus antagonistas; sobre esto el candidato priista no hizo mayor comentario e invitó a sus seguidores a cerrar filas.

Andrés Manuel López Obrador, nuevamente se vio copado por las increpaciones directas sobre sus mecanismos financieros de reversión económica; fue cuestionado una y otra vez por sus adversarios sobre las políticas que sugiere establecer para recuperar dinero fugado y su relación anterior con el priismo; esto último no fructificó pues simpáticamente se desmarcó arguyendo su juventud y poca experiencia. Su propuesta de gobierno fue la misma, eliminar las prebendas, los paraísos fiscales, los sueldos estratosféricos y la corrupción en general; problemas “de cajón” para el país y elementos indiscutibles de seguir en cualquier administración pública, nada nuevo bajo el sol. 

Todos los candidatos anoche expusieron sus propuestas concretas sobre el manejo de los recursos financieros y naturales del país, se comprometieron a instituir políticas públicas que enaltezcan la figura del mexicano ante el mundo, se entendió la problemática de la sustentabilidad y su importancia como el nuevo motor de crecimiento para los países, sobre todo de América latina. En el tenor de la participación ciudadana, todos coincidieron con el refresco que dieron los estudiantes.

Josefina se pronunció por un cambio en la percepción de la mujer ante la competencia productiva, Quadri propuso la renovación de las políticas agrarias como la salida de inicio en la problemática nacional; Peña Nieto sostuvo su proyecto de inclusión y aumento del ingreso per cápita y Andrés Manuel expuso su gabinete anticipado, en el cual se aprecia su capacidad de integración desde lo moral hasta lo competitivo, incluyendo personajes de reconocida calidad en sus respectivos ámbitos.

Aunque seguirán quedando los huecos de siempre en cuanto a los elementos que rodean la “guerra sucia”; en esta ocasión los insanos compadrazgos, las deudas pendientes, los militantes incómodos, y las buenas aunque “increíbles o cuestionadas” intenciones; no pudieron desplazar la disposición de todos los candidatos a proponer y poner su mejor cara ante la nación.

Después de esta segunda edición del debate que el IFE, tratara (exitosamente) de corregir, el indudable ganador fue la audiencia, pues a diferencia del circo televisivo que se monto en su primera parte; esta vez, aunque con errores propios de escenografía, iluminación, logística de participación y hasta de trasmisión (pues se fue la señal un par de veces) , solo fueron mínimos y se pudo alcanzar una trasmisión aceptable en contenidos y en propuesta política, que es lo que el ciudadano realmente comprometido con su entorno quería observar y escuchar.

Con esta práctica pudimos reconocer nuestra propia disposición hacia los intereses que nos jalan a seguir o atender la invitación de quien sea para elevarlo y darle la facultad de dirigirnos y apercibirnos desde la máxima magistratura; de esta forma podemos discernir qué tan comprometidos estamos con la suerte de la nación o que tan equivocados estamos en cuanto a la percepción de nuestros deberes verdaderos; primero como seres humanos y luego por los intereses que sean.



Por
Gerardo Morales

PROPIEDAD INTELECTUAL: TODOS LOS TEXTOS SON ORIGINALES DE CARLOS GERARDO MORALES OLIVERA 












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