HUESTES FARAÓNICAS
Observar la exagerada participación social en cuanto a la propagación de la política y sus actores en medio de la cercana contienda electoral; merece mi respeto hasta el temor y el hartazgo. Entender que todos y cada uno de quienes participa persigue principalmente su conveniencia personal, deriva en la percepción clara de una inminente corrupción.
Esto es mas que evidente al observar a personas de dudosa reputación, encabezando equipos de campaña de personalidades que aspiran a dirigir nuestras ciudades en toda la republica mexicana. Actores políticos de todos los niveles de gobierno, de todos los estados de la republica y de todos las filiaciones políticas, aparecen continuamente coludidos en actos de participación social con respecto a las elecciones que se gesten en el tenor de renovar gobiernos estatales, alcaldías, senadurías y diputaciones (estas ya en un punto de hilaridad cardiaca, maximizadas en versiones plurinominales); salen de la nada despues de gestiones oscuras o periodos cumplidos sin pena ni gloria; es decir, sin mérito para estar de nuevo en una competición para sacar lo “mejor “ del país.
Sin embargo, no son solo estas personas las que infectan la esencia de la participación social en lo político; existen algunos otros “oportunos” participantes (por llamarlos de manera elegante); que aprovechan la proliferación de ideologías en lugares y plazas sin un liderazgo definido y acaparan la atención popular para literalmente “sacar partido” de la situación (de ahí la aplicación metafórica de esta frase al sacar provecho de algo) y proponer ante las instancias correspondientes (IFE, IEE); la constitución de un nuevo participante en la figura de un partido político.
El hacer uso de este derecho no es el problema; el punto de neuralgia es entender porque precisamente un individuo, toma la determinación de formar parte de un proyecto de aspiraciones políticas, dedicando su tiempo, atención y toda su esencia personal al ensalzamiento de algo o alguien durante el tiempo que dure una campaña.
Evidentemente que existen personas de honorabilidad intachable que forman parte de estos grupos emergentes de “trabajo” (solo por la aplicación del esfuerzo, no por la interacción con la economía nacional); sin embargo estas incluyendo a los candidatos, forman parte de los elementos que ocupa quien esta detrás de este proyecto mercantil disfrazado. La parte noble de una militancia, supone el equilibrio entre la podredumbre que se esconde tras de una figura y los ideales de campaña que expresa una filiación partidista.
Existen personas que migran de periodo en periodo, o mas aún de partido en partido; engañando a la opinión pública en cada gestión que realizan y expresando cada vez que pueden sus interminables ansias de mantenerse viviendo del erario público; otros mas nacen de la nada intentando posicionar proyectos de dudosa calidad que al obtener un registro que les permita competir en una elección, también les otorga un jugoso presupuesto gubernamental que pueden disponer y manejar a su antojo, aunque existan controles que supongan garantizar el sano uso de esos recursos.
Al arrancar la temporada de elecciones, las personas que no han llegado a un cargo publico por elección (o lo tuvieron y ya no lo ostentan), exhiben sus aspiraciones de ingresar al aparato gubernamental, afiliando adeptos, concentrando información acopiando evidencias, sensibilizando sectores; y todo esto a la par de sus pocas o nulas obligaciones laborales y responsabilidades de otra índole que formen parte de sus vidas.
Como nuestra sociedad esta abierta a la aceptación de todas las expresiones que los involucre en lo que sea, es muy fácil acceder a comulgar con los intereses de estas personas; pues su capacidad verbal y aparente probidad de honradez, los coloca en una posición de confianza sin duda alguna.
Formalizar grupos de apoyo y consolidar una planilla engrosada por personas de todos los sectores posibles, es la tarea a seguir por parte de estos seudo- líderes. Incentivar a expandir el proyecto que el mismo (y su gente mas cercana) proponga, a mas personas que nutran sus filas; será parte de la estrategia que consolide su plan de solicitud presupuestal.
En caso de ser aprobada una solicitud de esta magnitud, el presupuesto asignado será autorizado por la Auditoria Superior de la Federación y sus participantes reconocidos como figuras políticas de transición, dándoles la oportunidad de operar y destinar los recursos otorgados como mejor les plazca. Como es menester distribuir y ajustar el presupuesto en toda la logística de la campaña, la repartición de responsabilidades requiere de una selección “rigurosa” de personalidades que conformen el equipo de primera línea, o sea los ocupantes de la presidencia, secretarías, sindicaturas, regidurías y direcciones de área, en caso de ganar las elecciones. Es aquí donde se gesta otro tumor imprescindible de erradicar, el repentino interés de algunos integrantes del sector productivo o laboral formalizado.
Si el desempleo con sus exorbitantes cifras, mantiene en sus filas un gran porcentaje de profesionistas que aun no encuentran una oportunidad, es incomprensible porque se tenga que extraer recurso humano de los lugares formales de trabajo, o aun mas insulso; ¿porque decidir dejar un proyecto regular por uno temporal?; la respuesta parece encontrarse en el concepto de la ambición y su perdida de la medida.
Cuando un partido ocupa sus recursos tiene la consigna de ocuparlo al limite, es decir, gastarlo todo. Por lo tanto es común ver desfilar convoyes de imponentes camionetas de lujo (que por decir algo también son las que mas consumen combustible), y observar el despliegue de cada mitin en cada población, sujetos todos a la participación de “honorables” y dedicados ciudadanos al servicio de un hombre; sobre todo, pagados también con un ingreso derivado de nuestros impuestos, pues es la ASF quien dictamina los montos.
Entonces sin contar la triple alimentación diaria y hospedaje (de primera) por meses de cientos de coludidos en la fabricación de un escaparate; sin tomar en cuenta los bonos por viáticos, premios, apoyos, etc., y las prebendas que otorga quien coordina un movimiento durante el periodo de contienda; los números que reflejan tanto gasto y financiamiento dejan mudo a cualquier analista financiero. Resulta burdo tratar de explicar algo que toda la nación sabe de sobra y que tristemente se ha acostumbrado a aceptar.
Despues del brutal gasto de una parte del PIB nacional durante el periodo, solo podrán recoger la cosecha de tan insana aplicación quien sea resultado electo y su equipo ahora elevado a gabinete o ayuntamiento. Este gasto cuadriplicado (por el número oficial de partidos registrados) representa el esfuerzo de toda una nación durante los ultimos seis años de su existencia, y es una pequeña parte de lo que absorben permanentemente los partidos durante sus ejercicios anuales; toda una cultura del derroche.
Quien gana una contienda tiene la oportunidad de recuperar dinero gastado y puede convertirse en un sano gestor o iniciar una espiral de corrupción al margen de la legalidad que representa. No obstante es muy común (y lógico) verlo posicionar en primer plano al sector que lo encumbró y bajo este enfoque se deriva el ultimo cáncer que rodea una gestión pública; el “compadrazgo” o tráfico de influencias.
Al influir de manera importante en la contratación de un servidor publico sin la preparación y requerimiento básico acostumbrados en una elite burocrática, es obvio que también influirán los resultados pobres que exprese quien sea elevado sin merecimiento o bajo una evaluación pertinente. Es este cáncer el que termina descomponiendo el aparato político, pues al erigirse en el poder en el nivel que sea, reflejos negativos como la prepotencia, el despilfarro o el abuso en todas sus acepciones; suelen hacerse presentes ineludiblemente.
Regular la participación ciudadana debe ser tarea clave y sin mayor tardanza por parte de los institutos electorales; hacer una preparación de quienes son sujetos de este tipo de participación debe ser la salida ideal para no caer en sesgos de limite o vulneración a los derechos de las personas y su libertad de asociación. Comprobar y aprobar la veracidad de las propuestas y solicitudes de aspirantes a participar de manera directa en este tipo de procesos no debe dejarse al aire o de la mano de una simple invitación o selección al azar; debe de constituirse a la par del este instituto de regulación electoral, uno de formación de participantes.
Se percibe como un sueño imposible de alcanzar, imaginarnos en un país en el cual la participación ciudadana sea verdaderamente fidedigna y sin intereses particulares; parece que nunca podremos prescindir de la clase política que nos ha impuesto no solo su faraónico “modus vivendi”, sino también un excesivo crecimiento de su sector; algo que no se explica en una nación que lo que necesita son empleos para pobres y no para los mejor posicionados.
Llegará el día en que talvez despues de un verdadero cambio de identidad, luego de haber cambiado de fondo nuestras actitudes, valores o creencias; en que no necesitemos de tantos vividores y oportunistas para sentirnos atendidos; llegará el día en que desaparecerán quienes nos limitan el ingreso y nos restan la oportunidad de mejorar en todos los aspectos de nuestras vidas, o por lo menos que los bajen en número,
… o en sueldo.
Por
Gerardo Morales
PROPIEDAD INTELECTUAL: TODOS LOS TEXTOS SON ORIGINALES DE CARLOS GERARDO MORALES OLIVERA
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