miércoles, 21 de marzo de 2012

21 DE MARZO: JUÁREZ DESDE ADENTRO





BENITO JUÁREZ
De pastor de ovejas a Benemérito de las Américas


Fotografía tomada de la colección de
Enrique Florescano, de su obra
"Imágenes de Juárez" (2006)
Resulta fascinante estudiar la vida de Don Benito Juárez, a partir de su singular historia rodeada de carencias y limitaciones; es esta compilación de datos un intento por rescatar los valores menos destacados de este gran personaje, en medio de sus grandes logros personales (que son indudablemente un ejemplo de tesón y fortaleza para cualquier ser humano) y en beneficio de la nación que lo vio crecer  física e ideológicamente; convirtiéndolo en uno de los máximos baluartes en la historia de México.

Benito Pablo Juárez García, nace en 1806 en un seno familiar muy pobre de un pueblo oaxaqueño llamado San Pablo Guelatao; sus padres murieron dejándolo con sus abuelos paternos cuando apenas tenía tres años. Al morir sus abuelos poco después, paso a la tutela de su tío Bernardino Juárez y desde esa temprana edad se dedico al pastoreo de ovejas y tareas del campo.

Su necesidad de aprender y a falta de escuelas en su pueblo natal, le hizo tomar la decisión de fugarse a los 12 años rumbo a la ciudad de Oaxaca en diciembre de 1818, con la intención de buscar cobijo con su hermana mayor Josefa Juárez, moza en una casa rica de la capital; encontrándola después de una larga búsqueda.

Su hermana logra que su patrón el italiano Antonio Maza, le de asilo y trabajo en una granja ganando dos reales de salario, ocupándose de los cerdos y aves de corral que siempre le parecieron (según relato de sus historiadores) los seres más nobles del mundo.

Después providencialmente en una reunión en la que servía en casa del Sr. Maza, conoce a Antonio Salanueva, muy amigo de la educación y la juventud, quien lo toma bajo su protección y lo inscribe en una escuela donde por fin aprende a leer y escribir a la edad de 13 años.

En enero de 1819, Juárez inicia el oficio de encuadernador de libros como ayudante de su benefactor y entre el oficio y el tiempo libre conoció la obra de Jerónimo Feijóo y San Pablo (favoritos de Salanueva), leyó a Tácito, a Salustio y al mexicano Mora; textos que indudablemente forjaron su carácter de hombre de estado.

Las desproporciones e injusticias en el aparato educativo de ese entonces, el cual limitaba la educación de los indígenas a lo estrictamente básico (entre eso el catecismo), creo en la conciencia de Benito la decisión de abatir esos rezagos y diferencias sociales tan marcadas.

Como el seminario pontificio era la única opción para los indígenas ávidos de conocimiento y la carrera del sacerdocio estaba reservada para ellos, Juárez decidió inscribirse aunque no con el ánimo de ordenarse clérigo, hecho que satisfizo de sobremanera a su benefactor, eclesiástico frustrado.

Entro a seminario a los 15 años, estudio gramática latina (sin saber la castellana) y de inmediato dio muestras de voluntad y carácter, de empeño por saber y de una convicción a prueba de todo; de los últimos lugares ascendió a los primeros entre el gran asombro de los blancos, quienes consideraban inferiores a los de raza indígena; un par de años más tarde culminaría sus estudios con las mejores calificaciones de su clase.

A pesar de los deseos de su benefactor de seguir una carrera religiosa, se le permitió estudiar otras disciplinas y en ellas aprendió filosofía, artes, teología (como si fuera a ordenarse sacerdote) y en 1827 se gradúa bachiller; al año siguiente se escribe en el Instituto de ciencias y artes, donde ocupa los primeros lugares por su tenacidad y por su incipiente tono liberal.

Benito Juárez va escalando los cargos y las dignidades uno tras otro; fue profesor de física en el instituto y secretario del mismo; regidor del ayuntamiento en 1831 y  diputado local en 1833. Después de unos años en que se dedica al jurismo y al estudio de la historia de México, ocupa el cargo de juez civil en 1841, luego poco después desempeña el puesto de secretario de gobierno. En 1843 se casa con Margarita, la hija de Antonio Maza su antiguo patrón, quien le prodigo a pesar del poco tiempo juntos una fidelidad y entrega por demás loable.

Cuando fue electo diputado en 1846 entro de lleno a la lucha de su pueblo contra la tiranía comúnmente predominante en esos tiempos, y poco después lo nombran gobernador interino durante un año; en 1847 se postula a la gubernatura, la cual gana y desempeña hasta 1852; en este año surge la figura de Juárez como una real alternativa de cambio para los más desprotegidos, pues funda escuelas, construye caminos, abre hospitales y aneja escrupulosamente el dinero del pueblo; reduce a sentencias, los aforismos, dogmas o apotegmas y plantea el libre pensamiento del hombre como engrandecimiento de sí mismo.

Ya posicionado como figura nacional, Juárez padece destierros, persecuciones y cárceles; vive algún tiempo en Nueva Orleans trabajando en una pequeña tabacalera, mientras su corazón y pensamientos fraguan su vuelta a México, sumido en una vorágine de desencuentros políticos, sociales económicos.

En 1854 se proclama el plan de Ayala, obra de liberales que concentra a militares, escritores, pensadores, novelistas y poetas; Juárez regresa de incógnito para unirse a los revolucionarios y se desempeña como secretario particular del general en jefe de esa causa. Cuando regresa es nuevamente gobernador interino de un estado desgastado y poco convencido. En 1856 se reúne el congreso constituyente y da a México la constitución liberal, que tras de algunas reformas se consolida el 5 de febrero del año siguiente.

Al terminar el interinato, se erige gobernador constitucional para el trienio siguiente, pero en octubre dimite y ocupa el puesto de secretario de gobernación. En las elecciones constitucionales siguientes resulta electo presidente de la suprema corte de justicia, cargo que lo convierte en el vicepresidente de la republica en medio de un contra ataque de los enemigos de la constitución.

Con ese escenario, Juárez se dispone a asumir la presidencia y el mismo jefe de estado lo pone en prisión hasta que es depuesto por una asonada militar; Comonfort pone en libertad a Juárez y este abandona la capital en 1858.

Sin medio el vicepresidente Juárez huye al interior y en la ciudad de Guanajuato el día 19 de enero, es proclamado legalmente presidente. Después de recorrer el país como tal y ante una nueva derrota de los liberales, abandona el país y tras una larga travesía por Panamá, se presenta en el puerto de Veracruz (en poder de los liberales) e instala su gobierno.

Allí promulga nuevas leyes (las leyes de reforma), la ley sobre el matrimonio y registro civil, la ley de cementerios y panteones y el traslado de bienes eclesiásticos a la nación. Triunfantes los liberales en la batalla de Calpulalpan regresa a la capital en 1861.

En medio de un caos social y con una coyuntura política que da  a los conservadores una pauta para reorganizarse, México deja de pagar su deuda externa con Francia, lo que provoca su reacción apoyados por Inglaterra y España, quienes al dejarla sola en Veracruz, inicia su intervención en 1862.

El 31 de mayo de 1863, Juárez otra vez abandona la ciudad rumbo al norte, en ese tiempo vive días aciagos, se le mueren los hijos, se separa de su esposa, lo abandonan sus seguidores y lo traicionan otros más; la guerra se prolonga, los invasores se retiran de México y dejan al emperador Maximiliano en manos de sus partidarios; el ejercito en un cambio de suerte recupera algunas plazas restableciendo de inmediato por ordenes de Juárez el régimen constitucional.

En junio de 1867, muere fusilado Maximiliano y un mes más tarde el 15 de julio Benito Juárez entro triunfalmente en la ciudad de México, acuñando ese mismo día el manifiesto que contiene el apotegma que lo inmortalizaría, que lo convertiría de héroe nacional en héroe de la humanidad: “Entre los individuos como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno  es la paz”.

Cayó abatido por la muerte el 18 de julio de 1872.

El legado de Benito Juárez está vigente, perdura; su nombre y ejemplo son invocados en toda la historia mexicana, pues supo sortear las más crudas carencias, sobreponerse de las limitaciones y apostar por los riesgos de una decisión tan difícil a su temprana edad y desde su condición indígena; su ejemplo es digno de mostrar a todo el mundo, generación tras generación.


Rindamosle hoy, el justo homenaje que se merece.

Por
Gerardo Morales


PROPIEDAD INTELECTUAL: TEXTOS ORIGINALES Y ADAPTACIÓN DOCUMENTAL DE CARLOS GERARDO MORALES OLIVERA
IMAGEN: TOMADA DE LA OBRA DE ENRIQUE FLORESCANO "IMÁGENES DE JUÁREZ"

  
REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA
  • Ayala, Armando (2005). La epopeya de México , Vol. 2: De Juárez al PRI: Fondo de cultura económica.
  • Juárez, Benito; Apuntes para mis hijos (1857) Prologo de Andrès Henestrosa
  • Krauze, Enrique; Profesión Juarista (1987) -Letras libres
  • Ralph Roeder, Juárez y su México; FCE (2001)
  • Armando Fuentes Aguirre; Catón, Juárez y Maximiliano; La Roca y El ensueño
  • Bibliografia para historiadores sobre Benito Juárez - UNAM
  • Semblanza y correspondencia de Juárez; FCE (1988)
  • Zoraida Vazquez; Josefina (2006) Juárez el republicano; SEP
  • Alexander Naime (2006), Juárez bicentenario. Gobierno del Edo. de México.

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