MAKE
UP MATUTINO
Hoy por la mañana muchos mexicanos
fuimos testigos de una de las farsas televisivas más escandalosas en los últimos
meses; en el noticiero matutino de Carlos Loret se “concedió” un espacio a un
grupo de estudiantes de la Universidad Iberoamericana de la capital del país, y
en el cual se trato de dilucidar acerca de las razones y circunstancias “reales”
que rodearon la actuación de miles de jóvenes en las calles del centro
histórico del Distrito Federal.
Aunque ayer por la noche ya
el “teacher” Dóriga había otorgado un derecho de réplica a integrantes del
mismo grupo inconforme; el ejercicio de hoy en las primeras horas del día dejo
en claro que las televisoras siempre encontraran una veta para explotar sus
intereses y maquinar ejes a su favor.
Particularmente, he decidido
mantenerme al margen del apoyo o cobertura a favor de cualquiera de los
actuales candidatos, sin importar la línea o tendencia hacia sus fines
gobernantes o la oferta que derive de los intereses que en algún momento puedan
girar hacia mi o mi trabajo mercadológico en el plano consultor;
apartidisticamente, claro está.
Sin embargo es imposible voltear
a la escena política y no percatarnos de los intentos claros de burla flagrante y de cara a
la nación; imponiendolo el mismo gobierno de la mano de los medios (y en el caso
de algún agraviado como televisa, amparándolos y tolerándolos), bajo esquemas de
mentira recreados en contubernio con parte de la sociedad y en pleno detrimento
de ella.
Hace unos días, cuando un
grupo de estudiantes decidió imponer su
voz por encima de la del candidato priista en uno de sus campus; la historia y
perspectiva nacional en torno a la figura del universitario en México dejó de ser
la misma.
A pocas horas del estallido
inconforme, las redes sociales fungieron como operadoras directas de las últimas
concentraciones de estudiantes para manifestar su derecho a rechazar grosera y públicamente
a quien se les antoje o le indiquen sus acostumbrados y enconados líderes escolares, sindicales
y algunos hasta ajenos a sus entornos.
Este fue el caso del último
rechazo público de que fue presa Enrique Peña Nieto al tratar de proyectar su
propuesta de gobierno ante una comunidad manipulada y en su mayoría adepta a
sectores izquierdistas o coludidos con los círculos de poder del perredismo
capitalino; perredismo que lleva tres
lustros definiendo y decidiendo los rumbos de la ciudad más grande del mundo.
Por esta causa se entiende e
intuye la razón por la cual los alumnos mencionados estallaron y expresaron su
animadversión desproporcionadamente al exhibir sus intereses propios y
acuerpados de inmediato por el Frente Progresista, quien trato de utilizar esta expresión como un vehículo
de repunte porcentual, sin exito.
Aunque ahora los estudiantes
(o sus representantes; lo cual distorsiona mas la percepción del “cacareado”
movimiento) aclaran que no comulgan con ningún partido en especial; sus
planteamientos ya suenan huecos e insulsos ante una sociedad que de inicio creyó
en sus actitudes rebeldes (y propias de los universitarios) y que de alguna
forma entendía la reacción de jóvenes metropolitanos crecidos bajo la óptica izquierdista
capitalina, recrudecida con los últimos “arrebatos” gubernamentales.
El intento (ahora asesorado
y redirigido seguramente por toda clase de personajes incidentes en las altas
esferas políticas) de maquillar la actitud represora de estos iniciales
estudiantes, los cuales a través de la publicación en una red social por uno de
sus líderes convocaron y motivaron a otros entornos educativos a sumarse a los mítines
que ya conocemos; ha quedado al descubierto luego de que por segunda ocasión, por
el mismo medio, en secuencia de jerarquía de espacios y a través de la
misma televisora; el mismo grupo de
estudiantes se presentara de cara al pueblo de México a “exigir” un alto al
perfil inducido e interesado de los medios en favor de determinados candidatos
o partidos. De igual forma y a través de una percibida y desatinada entrevista
armada y presentada por Loret como “replica”, estos mismo jóvenes expresaron su rechazo a
ser considerados de alguna facción partidista u otra; punto de hilaridad y
burla.
La imagen del periodista
campechano, luego de ser considerada (hasta por un servidor) como uno de los
baluartes periodísticos de la actualidad con mas liderazgo, empuje y dominio de
su profesión, hoy dejo mucho que desear en cuanto a la aplicación de líneas periodísticas
en su entorno inmediato; pues fue obvio que la televisora había comprado ya a
los alumnos; y que las preguntas, el estilo, tiempos y actitud del
entrevistador y entrevistados estaban prediseñadas para emerger al gigante TELEVISA
como un foro de expresión continua y derecho a réplica, y no como un método para
revertir la mala imagen creada a la par del candidato rechazado.
Afortunadamente, la
educación periodística rindió sus frutos y gracias a la intuición, oficio y
conocimiento de los rasgos y detalles noticiosos en relación con sus
protagonistas, de algunos observadores
como su servidor; se detectaron las grandes fallas en cuanto al manejo de la
nota y el impacto inmediato que se generaría bajo ese tenor.
Durante el día he leído y
escuchado sobre la reversión del efecto positivo que inicialmente pudo captar
el Frente Progresista gracias a las movilizaciones, y es que al calor de
las declaraciones matutinas de los jóvenes en el programa de Loret de Mola, en
donde se desmarcaban de las huestes “lopezobradoristas” y de los demás partidos;
los planteamientos, consignas, promesas
y demás expresiones gritadas durante los mencionados mítines; quedaron en el aire.
Esta estrategia utilizada
recurrentemente por el PRD (que no por el Frente progresista), le rindió frutos
durante los tiempos en que la sociedad estaba más confundida y menos cansada de
luchar, pues después de los primeros gobiernos capitalinos (el de Cárdenas y López
Obrador), los subsiguientes recrearon toda clase de estrategias para mantener
contentos a sus militantes y buscar las reelecciones correspondientes; algo que
no les ha fallado hasta la fecha en la ciudad de México.
Ahora con la aparición de
otros actores y diversificar la interpretación de los esquemas políticos y sus
efectos, no es tan fácil mantener una mentira o sostener un pseudo-movimiento de
tintes rebeldes por mucho tiempo; con el trascurso de los días hemos de ver la
respuesta de la sociedad en relación con el crédito otorgado a esta mímica revolucionaria.
No tengo la menor intención
de agradar a nadie con mi perspectiva sobre la actitud del estudiantado
metropolitano; tampoco descubrir el hilo negro en cuanto a los valores,
actitudes o creencias de ningún circulo social, solo considero cívico (y
autentico) hacer valer mi enfoque y demostrar a quienes se sienten
identificados con esta demostración garrafal de rebeldía, que no están nada
cerca de ser parte de una comunidad analítica y seria.
Por
Gerardo
Morales
PROPIEDAD
INTELECTUAL: TODOS LOS TEXTOS SON ORIGINALES DE CARLOS GERARDO MORALES OLIVERA
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