¿QUIEN
DICE ESTA BOCA ES MIA?
No obstante el giro que han
tomado las campañas luego de las reflexiones derivadas del primer debate entre “nuestros”
candidatos presidenciales (“nuestros” aunque no gustemos de sus propuestas o
simplemente seamos apolíticos o apartidistas; pero propios por encontrarse compitiendo en
nuestro país por sus destinos y que lógicamente al vivir en el nos impactan y
por sujeción prepositiva se adhieren a nosotros y nuestras expectativas como una lapa indeseable), las
cosas no parecen cambiar mucho de enfoque, aunque si amplifican el análisis y
la perspectiva de quienes estamos atentos a su accionar.
Después de haber transcurrido
varios días de estancamiento verbal y detractor por las supuestas derrotas y
triunfos partidistas en el debate (todos ganaron, pero para todos los demás
perdieron); los asuntos de fondo en el país parecen seguir olvidados en las
respectivas agendas de quienes aspiran a dirigir la nación mexicana.
Por un lado el Partido
Acción Nacional, reactiva su ataque basado en el demérito y de paso emprende
una luchas sostenida con el candidato más rezagado, el Ingeniero Gabriel Quadri
y su camarilla impulsada por las huestes de Elba Esther Gordillo; en esta
ocasión el argumento de la candidata panista no aporta nada al clima electoral,
pues a pesar de ser bien conocida la estrategia panalista de “estorbarle” al partido
en el poder para que no consume su tercer mandato al hilo, el discurso
detractor es el mismo y ya no surte el efecto que quisiera sobre todo en el
sector magisterial.
La Lic. Josefina Vázquez Mota,
requiere de un verdadero milagro para revertir la ahora verdaderamente poca
atracción hacia el núcleo intelectual y pensante del país, pues su base ideológica
solo se conforma de personas sin experiencia con muy poca perspectiva histórica
(pues le echan la culpa de las desgracias nacionales al partido que estuvo en
el poder por más de 70 años sin conocer datos exactos ni responsabilidades
compartidas en las cuales sus respectivos líderes partidistas también estuvieron
coludidos, ya que el poder legislativo no es propiedad de ningún partido), y sí
con mucha ambición e intención de ser vistos y figurar en los primeros planos
de sus filas.
En la medida de que el PAN
no logre encauzar el potencial de sus jóvenes impulsores, estos no generaran
confianza en sus sectores mas desconectados, como lo serían las etnias y la
gente del campo; estos sectores son más susceptibles a detectar frivolidades al
interior de sus líderes y a causa de la gran campaña desarrollada en pro de la
desconfianza hacia el PRI, estos no consideraron haber creado un monstruo que también
estaría pendiente de ellos.
En ese sentido, la estrategia
de campaña de doña Josefina, radica en la fuerza juvenil que no solo exhibe,
acuerpa y potencializa su figura, sino que además tiene incidencia en los contenidos,
enfoques y líneas publicitarias que rodean la imagen de la candidata, los
cuales honestamente han fallado o no le han funcionado como ella quisiera. Los
resultados están en los números de las encuestas, estos no se han movido de
manera importante.
El Sr. Enrique Peña Nieto,
virtual ganador del debate (insisto; mi perspectiva no es partidista, es
apolítica totalmente; pero ante mi visión reflexiva, quien no ganó pero tampoco
perdió el debate fue el PRI, pues los costos pudieron haber sido enormemente
mayores), sostuvo la primer semana posterior al encuentro bajo un perfil de
conciliación y seguro hacia la estrategia utilizada; a pesar de haber caído en
la jugada panista de “desvío intencional”, pudo resurgir ante la opinión pública
proyectando una alternativa de respuesta a las acusaciones de incumplimiento
vertidas por su homóloga; el abrir una página que ventilara los casos
propuestos por el PAN en su contra y atendiera tanto a adeptos como contrarios
en la revisión de los mismos fue un acierto enorme; el error fue no medir el impacto
de su presencia en entornos capitalinos en los cuales gracias a la diligencia (sobre
todo antigüedad en los espacios públicos y de interés social como las escuelas o parques)
y control de las autoridades perredistas era fácil intuir que sus actos pudieran ser
inducidos o boicoteados; como le ocurrió en algunas instituciones y campus universitarios del área
metropolitana.
La razón sustancial por la
cual estudiantes de clara extracción perredista impidieran la libre (y por
derecho) ponencia del candidato priista se debió más al liderazgo exacerbado y tergiversado con tintes personales de interés político de
algunas figuras clave en las bases académicas, que a un verdadero encono
estudiantil; mientras tanto la gente común y corriente recibe la información
deteriorada y al gusto de los interesados. Ahora se han sumado entornos educativos (todos capitalinos) a favor de un movimiento social que se autodenomina "apartidista"; artilugio barato e insensato de quienes dicen representar a la "mayoria" estudiantil, pues su esquema represor hacia una militancia específica en tiempos de "libre y equitativa campaña", los convierte en antagonistas de quien reprimen.
Era más fácil pensar que después
de tal recibimiento los números favorables de Peña Nieto se desplomarían y sin
embargo, después de la intervención y análisis de varios expertos politólogos (incluso
contrarios a su facción partidista), se llegó a la conclusión de que lejos de
afectarle; la represión de que fue presa el candidato priista lo termino
martirizando; una muestra clara, lo es la inamovilidad de las encuestas.
En el caso del amoroso y
contradictorio Andrés Manuel López Obrador, era de suponerse que luego de su desatinada
participación en el debate (pues le fue mal hasta en sus elementos de apoyo, ya que
dejó en claro que no tiene una dirección lógica en sus argumentos y propuestas; como la foto que mostró),
repunto algunas decimas en proporción a su lucha por el segundo lugar con la
abanderada panista; sin embargo su discurso (ahora incluyente) no aporta anda al
interés nacional y sí descubre una intención engañosa de nobles pretensiones,
pues a pesar de que han sido claros los señalamientos sobre su relación con personajes “non gratos” para la sociedad
mexicana, este no ha podido (ni querido) desmarcarse de ellos, contradiciendo
la lógica de sus planteamientos “honrados” y austeros.
Su plataforma política
parece tambalearse y sostenerse por momentos a base de las mismas
descalificaciones y en medio de la óptica descompuesta y poco solidaria de
varios miembros de su partido; sus números ascendieron la primera semana
posterior al debate, pero en los últimos días no hubo cambio alguno.
El ingeniero Gabriel Quadri
luego de su destacada participación y “comida de mandado” en el evento
mencionado, fue prácticamente idolatrado por las editoriales periodísticas durante
la semana posterior y parte de la segunda; pero el efecto manipulador de los
medios y una perspectiva quisquillosa que le atribuía el triunfo total del
debate por encima de los candidatos mejor posicionados, hirió la
susceptibilidad de la candidata panista y fue el “sparring” obligado en sus últimas
intervenciones-descalificaciones acostumbradas.
Como es de saberse la
extracción de este candidato, a pesar de la brillantez de sus ponencias (la
cual muchos le atribuyen a su experiencia en aulas), no propone nada
concretamente, pues su intención (que no es la de ganar la presidencia de la república),
es solamente captar votos y servir de comparsa eventualmente a quien le maquinó
su postulado presidencial.
Su posición frente a las
encuestas fue la más destacada pues ascendió más de medio punto porcentual real
y a quien se lo arrebató fue a Peña, ya que la proporción porcentual del
universo encuestado así lo refleja, pues la incidencia de los otros candidatos incide en ellos mismos y sus números.
Como habremos visto, la
situación que prevalece en la mentalidad del mexicano promedio es casi la misma
que antes del debate, los números de las encuestas, son diversos y favorecen a
quien las paga en relación con la congruencia y la realidad prevaleciente; por
lo que podemos ver cómo a pesar de las especulaciones que hace cada uno de los
responsables mercadológicos de cada partido sobre los ascensos de sus
candidatos y la baja de sus contrincantes, no hay una tendencia general que
censure los resultados a la fecha. Lo interesante aquí es encontrarnos ante un escenario de descalificación cuando los numeros no le favorecen a determinado partido y no se aceptan los resultados; camino que parecen estar tomando los próximos comicios.
Es muy probable que con la
cercanía de las elecciones los números vayan tomando otra forma y cauce, aunque
por la seguridad y desconfianza fluctuantes en torno a las encuestas y sus
casas, no esperemos que haya satisfacción total al surgir un ganador; veremos qué
pasa en la segunda vuelta.
Por
Gerardo
Morales
PROPIEDAD
INTELECTUAL: TODOS LOS TEXTOS SON ORIGINALES DE CARLOS GERARDO MORALES OLIVERA
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