martes, 15 de mayo de 2012

Los maestros en México, una emergencia laboral


 
APRENDIENDO A ENSEÑAR


Según las escrituras, sería Adán el primer hombre sobre la tierra, quien trasmitiera por vez primera a otro ser sus conocimientos, y este ultimo en consecuencia con sus descendientes y así sucesivamente hasta llegar a los grandes emporios familiares, tales como las estirpes y dinastías de todas las regiones del mundo que han existido y que existen en la actualidad.
En el sentido científico y evolutivo de la existencia del ser humano no hay una gran diferencia en cuanto a la acepción religiosa, pues se entiende que quien antecede a otro en la cadena de crecimiento intelectual, se ve obligado o en la necesidad de trasmitir su conocimiento a otros, dando pie a la enseñanza.
Es posible que el aprendizaje como tal, emergiera formalmente a partir de una comunicación consolidada; es decir, como parte del lenguaje común de un pueblo determinado y en el dominio del mismo por todos sus habitantes. Aunque en un inicio no se tenía un sistema de comunicación (pues solo se entendían a base de señas  y expresiones fonéticas), es muy posible que este, a manera de absoluta necesidad de expresión haya sido la primer muestra didáctica.
Poco a poco en esta vorágine de interacciones humanas se fueron destacando próceres (de ahí el concepto aplicado actualmente al sector docente) en sus respectivas tareas y actividades; exhibiendo su sapiencia respectiva y provocando que otros neófitos o inexpertos, estuvieran al tanto de su habilidad y requirieran de sus servicios o su apoyo eventualmente.
Al constituirse núcleos de mayor integración social que requerían el aprendizaje de oficios y otras actividades en beneficio personal o al servicio de otros;  las diversas clases que comenzaron a destacarse en las incipientes sociedades (desde la era del hielo) necesitaron incorporar a sus diversos sectores que la integraban (comercio, política, religión, etc.) directrices que regularan la participación del hombre en toda sus vertientes.
A partir de las sociedades más civilizadas, el sentido humano del hombre fue tomando mas forma y la rudeza e ignorancia que lo caracterizó durante tantas eras de barbarie se comenzó a difuminar con la aparición de un carácter más reflexivo y basado en el desarrollo intelectual; en esta época se fue dando forma al papel del maestro en un giro mas encauzado a la profesión que a lo aprendiz. Con esta evolución también apareció el concepto de escuela o academia, y su intención inicial fue la de formar huestes de intelectuales que conformaran gabinetes y se sujetaran al dominio y poder de los gobernantes; por lo regular el estudio y enseñanza solo era un derecho de los nobles y algunos afortunados que eran cercanos a la nobleza o necesarios para ellos.
Sin embargo la fuerza y sentido propio de la necesidad de aprender, también provocó que se buscara el conocimiento bajo otros esquemas; y a partir de la recesión que se manifestaba con respecto a ella, muchos de los grandes pensadores y hombres clave en la historia de la humanidad emergieron como líderes,  santos o revolucionarios; todos ellos casi siempre formados y basando su ideología en la autodidactica; es decir siendo maestros para ellos mismos antes de serlo para su sociedad inmediata.
Con la aparición de talentos y líderes propios de disciplinas que comenzaron a atraer la atención de la sociedad en su conjunto, también apareció el sentido competitivo y por ende la controversia, la calidad y la mejora en la vertiente profesional que se abordara o se pretendiera trasmitir; por lo tanto fue necesario abrir el aprendizaje a la sociedad en general en un claro afán de evolucionar al mundo y proveer al ser humano de uno de sus derechos más nobles y prácticos; el de la educación.
Al convertirse en un derecho para el hombre, la educación tomo la forma de un elemento constituido por reglas y fundamentos; su condición dejo de ser informal y sus contenidos pasaron a formar parte de programas y planes que sujetaron todos sus esquemas para aprovechamiento de sus resultados y garantía de su acceso sin límites ni rezagos (aspecto que en México no se ha alcanzado).
Sin embargo los programas educativos son nada si no se cuenta con la herramienta esencial para desarrollarlos; es aquí donde aparece la figura del maestro como clave para su sana trasmisión y cometido, que es el de enseñar sana y libremente a sus alumnos.
En nuestro país el sistema de enseñanza abarca desde la etapa preescolar (sin ser esta obligatoria aun, peo lo debería o en su defecto quien no la cursara se sujetaría a un ciclo de preprimaria por lo menos de un año) hasta el doctorado (también opcional), pasando por primaria, secundaria, bachillerato, licenciatura y ahora la tan requerida maestría (digo requerida por ser casi obligatoria en algunos centros de trabajo); no obstante este viacrucis académico a pesar de estar tan nutrido y aparentemente consistente, no refleja su calidad en la perspectiva profesional nacional; pues sus gobernantes y demás representantes están corrompidos, su sector empresarial esta comprado, nuestros intereses rentados o vulnerados y la clase más baja sumida en la desproporción económica.
¿A qué se debe esto?; fundamentalmente pienso que la subdivisión de niveles académicos en el territorio nacional es la culpable de todos los males; el dividir la secundaria y el bachillerato en dos ciclos de tres años provoca que se pierda el seguimiento y formación de los estudiantes durante esas dos etapas, (en las cuales también se generan cambios físicos e ideológicos en el ser) e impacten en su formación sociocultural; puesto que al ascender de nivel el alumno en cualquiera de estos dos ciclos, se encuentra ante un panorama desconocido que aprenderá a dominar (y a olvidar el conocido) en los futuros tres años.
Por otro lado esta desproporción cíclica induce a los egresados de bachillerato a aspirar a profesiones irrealizables o a distorsionar la aplicación de las mismas evadiendo la razón sustancial de su profesión y ajustando su panorama de interés laboral a lo que la nación por idiosincrasia le permite hacer que es volverse profesor, craso error.
En este tenor se pierde de vista el creciemiento sobre materias como la investigación en ciencia y tecnología, el desarrollo de la cultura como fuente alterna de provisión intelectual para las artes y otras expresiones artisticas, así como la aplicación ética de los sectores mas descompuestos en la escena nacional como la procuración de justicia, las leyes en general y los planes de desarrollo socioeconomico para el país, tales como el sistema hacendario, la protección civil o el turismo.
La maestría (como bien se le llama a disciplina que sucede a la licenciatura) es el perfeccionamiento de la sapiencia adquirida para el desarrollo de una actividad profesional, el termino maestro es aplicado a cualquier persona que domina una técnica o es hábil para determinada actividad, sin embargo al amparo de la poca creatividad y emprendedurismo nacional, la mayoría de nuestros egresados profesionistas de licenciatura e incluso de maestría o doctorado terminan dando clases, nutriendo el cada vez más grueso aparato docente nacional.
Esta quizá sea la razón por la cual no se logra trasmitir a conciencia plena el sentido del aprendizaje integral, en el que confluyan no solo el interés en aprender sino también el de enseñar; siempre desde un enfoque formal y dirigido, con conocimiento de causa y sin improvisaciones laborales o de intereses que no sean estrictamente los didácticos.

Por lo tanto emerger como maestro en México es una realidad sostenible y necesaria, pues no solo se adapta el rol de profesor a quien no es formado para ello, sino que a efecto de la gran competencia laboral, los profesionistas convencionales estan forzados a actualizar sus conocimientos bajo un esquema de estudios de maestría para mantenerse en sus puestos.
De cualquier manera en México al maestro se le quiere y se le respeta, no obstante que su calidad pueda ser imperceptible, maquillada o impuesta; en este país nuestros conductores tienen la posibilidad de moldear su materia al criterio que les convenga, por lo tanto lo ideal sería que aunque no se tenga la formación de maestro; quien enseñe y el fondo de lo que enseñe, tiene que estar sujeto a parámetros lógicos de apreciación contextual y sin sesgos de ninguna especie.
En este día reciban todos los que de alguna manera trasmiten su conocimiento a otros, mi más grande reconocimiento por su apuesta, decisión y convicción hacia la enseñanza; sin ustedes no se alcanzarían las metas…
…y la autodidáctica sería la única opción.


Por
Gerardo Morales


PROPIEDAD INTELECTUAL: TODOS LOS TEXTOS SON ORIGINALES DE CARLOS GERARDO MORALES OLIVERA




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