jueves, 10 de mayo de 2012

HOY: 10 de mayo; la madre de todas las fechas






EL MEJOR TRABAJO DEL MUNDO


Desde que la mujer queda encinta, se comienza a gestar la vida en torno a ella y el resultado en los próximos meses será el lazo que la mantenga conectada con el mundo por siempre y en beneficio o perjuicio de la humanidad. Esta última expresión tiene que ver más con los hijos, que con quien los trae al mundo bajo diversos enfoques y condiciones.

La maternidad ha sido el mayor referente histórico del amor y a lo largo de todas las eras del mundo en que el hombre ha sido un ser social; quien le da la vida representa por sobre todas las cosas (y con sus debidas excepciones) el más grande valor que pueda contener, todo esto cobrando su respectiva evolución al volvernos padre, esposos o abuelos.

El sentido que cobra ser madre en una época difícil y llena de vicisitudes que involucran el esquema social en todas sus formas, permea la labor de serlo y la convierte en punta de lanza de todas las aplicaciones femeninas por excelencia; por encima de la liberación femenina, el desarrollo profesional o el concepto tan recurrido pero tan desproporcionado del “Empoderamiento de la mujer”.

Todo esto resulta pequeño comparado con la perspectiva real que debe ostentar un rol tan noble y majestuoso como lo es el ser mamá; sin embargo con el paso del tiempo y la saturación de eventos en un mundo cada vez menos humano, resulta lógico que no todos los núcleos sociales del país homenajeen por igual a todas las madres en su día; si bien el sentido ecléctico de las instituciones, organizaciones y medios proveen de un clima de apreciación y reconocimiento en esta fecha, este diluye su mensaje en el despliegue festivo de los entornos que lo celebran.


Los diferentes escenarios en las festividades del 10 de mayo, van desde las sencillas puestas teatrales preescolares, a ponencias sobre el papel de la progenitora desde foros internacionales de alto nivel, como la ONU, la UNICEF y otros organismos; en ellos se destaca el valor de la madre en esquemas e ideologías diversas, así como la problemática más actual en torno a su papel en la educación, el trabajo y las relaciones familiares; también se desarrollan en este día festivales musicales y charlas motivacionales en su honor, tanto estudiantiles (las que mas) como de tipo comunitario.

Aunque la intención de expresar el amor y el agradecimiento a las madres en su día resulta por demás lógico y necesario; no todos los planos sociales pueden acceder a un día de fiesta general para cualquier entorno. En esta sociedad tan marcadamente reservada ante los prejuicios y tendencias, es  difícil apreciar modelos maternales emergentes o situaciones de maternidad especiales que las hagan dignas de festejo; en este rubro la sociedad aun se comprime ante la aparición de “madres postizas”, nuevas leyes de convivencia humana tales como la homosexualidad o las religiones y el fracaso de los matrimonios que generan madres solteras cada vez con más frecuencia.

Resulta insano pensar que la intención de proteger un infante desde la óptica de un familiar, tenga que definir un estatus sexual para lograr su cometido; la esencia del cuidado y la responsabilidad han adquirido tintes y complejos generalizados que limitan el ascenso de nuevos personajes en nuestra sociedad, lo que obviamente la rezaga y le resta posibilidades ante el fenómeno del crecimiento global en todas sus vertientes.

Para ser más claros; la homosexualidad, a pesar de haber logrado la aceptación legal de sus pretensiones iniciales (que eran las de convivencia) aun no logra convencer al resto de la sociedad de que en una pareja de ese tipo, alguien de los dos debe llevar el rol de madre; lo que a todas luces espanta a los seres humanos conservadores.

Sin embargo, remitiéndonos al sentido del amor en su más pura expresión, encontramos que no existe una condición específica que preceda a su aparición, ni condiciones que lo hagan más o menos certero que otros; más bien tiene que ver con la apreciación de la sociedad ante el rol que históricamente han llevado las mujeres, una cuestión exclusivamente moralista.

Por otro lado también encontramos a aquellas madres que han tenido el infortunio de traer al mundo a personas que se han salido del contexto aceptable de la sociedad y han derivado en delitos que los convierten en proscritos de la justicia, trasmitiendo ese sentido de vergüenza y dolor a los seres que les dieron vida; bajo esta premisa tenemos que entender (y valorar) el esfuerzo y condición tan difíciles para una progenitora en esas circunstancias. Dentro de este dolido grupo tenemos a mamás que han traído al mundo a verdaderos tumores para la humanidad como lo sería Hitler, Atila, Mussolini, etc., quienes a al amparo de sus oportunidades trasmutaron en seres nocivos para la vida de los seres humanos.

No obstante que en la mayoría de estos casos, las respectivas progenitoras de estos personajes no tuvieron mucho que ver en el desarrollo ideológico de sus descompuestos hijos; la sociedad inmediata receptora de sus grandes males de ellos las escarnece y ubica como parte del cáncer que representaron para la humanidad, razón por la cual son consideradas en este grupo.

También tenemos a las madres solteras, ejemplo indiscutible de tesón y constancia (que no en sus respectivas parejas), y reflejo constante de la descomposición que se encuentra inmersa en la sociedad mexicana; desde este punto hemos de coincidir en que este grupo, es quien mejor percibido está ante la óptica social del país, pues su imagen de lucha constante sobre la diversidad de sus ocupaciones las instala y avala como la opción menos enrarecida en este “collage” de modelos familiares adaptados.

La eventualidad que causa que una madre prescinda del modelo familiar estándar, se debe a una infinidad de circunstancias que determinan su definición como tal; el derivado lógico de esta situación induce a pensar en los hijos como los mayores perjudicados con esta situación, pues la falta de algunos de los responsables, induce a que sus compromisos serán absorbida por quien se quede con ellos.

En el esquema de lo económico; una madre, cualquiera que sea su condición sociocultural, tenderá a proteger y extender los recursos familiares en virtud de su propia familia y efectos sociales; es lógico pensar que a menos carencias, mayor atención; por lo tanto existen, niveles,  núcleos e idiosincrasias diversas en cuanto a la percepción, convicción y compromiso hacia la maternidad.

Un ejemplo muy claro son los indicadores de la UNICEF, que expresan los niveles de sensibilidad maternal en el mundo, y que muestran como Nigeria es el país con menor sentido maternal hacia su población infantil, debido quizá a las grandes carencias en lo referente a vivienda y alimentación; en contraparte Oslo, capital noruega es quien sobre su baja aplicación femenina en lo laboral, (por su sano y elevado ingreso per cápita) mantiene el primer lugar en lo referente al cuidado, trato y apoyo a su población infantil.

En Latinoamérica, a pesar de haber superado ya cuestiones culturales y de tipo social (por ejemplo la discriminación étnica), aun expresa un letargo en cuanto a la aplicación de actitudes modernistas y la homogeneización de los patrones de conducta familiar; pues aunque se tengan ejemplos de núcleos familiares bien formados y con una gran calidad ante las expectativas que emergen de los nuevos tipos de interacción, todavía encontramos casos de lenonismo, trata de blancas o esclavitud disfrazada, al amparo de jefaturas familiares femeninas.

Nunca sabremos cual es el motivo real que orilla a una madre a desentenderse de sus vástagos (al menos en Nigeria se comprende la depresión originada por el hambre); es lógico que  las necesidades o carencias son vehículos depresores e inciden en la apreciación de un contexto familiar; pero la imagen de un hijo (lo digo por experiencia propia) cambia hasta el panorama más ensombrecido. Esta es la razón por la cual independientemente del trabajo que cada uno tenga para llevar el sustento a casa, convierta el trabajo de ser mamá en el mejor oficio del mundo.

La perspectiva de ser madre, es un hecho encomiable que no solo merece ser visto desde su aplicación y derivado natural; para entenderlo y vivirlo se necesitan tres elementos básicos e ineludibles; el primero obviamente es ser mujer, el segundo es estar sana y el tercero encontrar la pareja idónea para recrearlo; es muy fácil felicitar u homenajear a las madres en su día, incluso suena injusto esperar todo una año para congraciarnos con ellas y festejarles un solo día, cuando ellas nos han dado toda una vida.

Hoy por hoy, reciban todas las madres aplicadas y responsables nuestro máximo reconocimiento por su gran labor en el arduo camino de ser mujeres, trabajadoras, amigas y compañeras al mismo tiempo.

Felicidades mamá, esposa mía y mamás del mundo.





Por
Gerardo Morales




 PROPIEDAD INTELECTUAL: TODOS LOS TEXTOS SON ORIGINALES DE CARLOS GERARDO MORALES OLIVERA
                                                A EXCEPCIÓN DE LOS TITULARES EN NEGRITA O CURSIVA.


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