EL
MEJOR TRABAJO DEL MUNDO
Desde que la mujer queda
encinta, se comienza a gestar la vida en torno a ella y el resultado en los
próximos meses será el lazo que la mantenga conectada con el mundo por siempre
y en beneficio o perjuicio de la humanidad. Esta última expresión tiene que ver
más con los hijos, que con quien los trae al mundo bajo diversos enfoques y
condiciones.
La maternidad ha sido el
mayor referente histórico del amor y a lo largo de todas las eras del mundo en
que el hombre ha sido un ser social; quien le da la vida representa por sobre
todas las cosas (y con sus debidas excepciones) el más grande valor que pueda
contener, todo esto cobrando su respectiva evolución al volvernos padre,
esposos o abuelos.
El sentido que cobra ser
madre en una época difícil y llena de vicisitudes que involucran el esquema
social en todas sus formas, permea la labor de serlo y la convierte en punta de
lanza de todas las aplicaciones femeninas por excelencia; por encima de la
liberación femenina, el desarrollo profesional o el concepto tan recurrido pero
tan desproporcionado del “Empoderamiento de la mujer”.
Todo esto resulta pequeño
comparado con la perspectiva real que debe ostentar un rol tan noble y
majestuoso como lo es el ser mamá; sin embargo con el paso del tiempo y la
saturación de eventos en un mundo cada vez menos humano, resulta lógico que no todos
los núcleos sociales del país homenajeen por igual a todas las madres en su
día; si bien el sentido ecléctico de las instituciones, organizaciones y medios
proveen de un clima de apreciación y reconocimiento en esta fecha, este diluye
su mensaje en el despliegue festivo de los entornos que lo celebran.
Los diferentes escenarios en
las festividades del 10 de mayo, van desde las sencillas puestas teatrales preescolares,
a ponencias sobre el papel de la progenitora desde foros internacionales de
alto nivel, como la ONU, la UNICEF y otros organismos; en ellos se destaca el
valor de la madre en esquemas e ideologías diversas, así como la problemática más
actual en torno a su papel en la educación, el trabajo y las relaciones
familiares; también se desarrollan en este día festivales musicales y charlas
motivacionales en su honor, tanto estudiantiles (las que mas) como de tipo
comunitario.
Aunque la intención de
expresar el amor y el agradecimiento a las madres en su día resulta por demás lógico
y necesario; no todos los planos sociales pueden acceder a un día de fiesta
general para cualquier entorno. En esta sociedad tan marcadamente reservada
ante los prejuicios y tendencias, es
difícil apreciar modelos maternales emergentes o situaciones de
maternidad especiales que las hagan dignas de festejo; en este rubro la sociedad
aun se comprime ante la aparición de “madres postizas”, nuevas leyes de
convivencia humana tales como la homosexualidad o las religiones y el fracaso
de los matrimonios que generan madres solteras cada vez con más frecuencia.
Resulta insano pensar que la
intención de proteger un infante desde la óptica de un familiar, tenga que
definir un estatus sexual para lograr su cometido; la esencia del cuidado y la
responsabilidad han adquirido tintes y complejos generalizados que limitan el
ascenso de nuevos personajes en nuestra sociedad, lo que obviamente la rezaga y
le resta posibilidades ante el fenómeno del crecimiento global en todas sus
vertientes.
Para ser más claros; la homosexualidad,
a pesar de haber logrado la aceptación legal de sus pretensiones iniciales (que
eran las de convivencia) aun no logra convencer al resto de la sociedad de que
en una pareja de ese tipo, alguien de los dos debe llevar el rol de madre; lo
que a todas luces espanta a los seres humanos conservadores.
Sin embargo, remitiéndonos al
sentido del amor en su más pura expresión, encontramos que no existe una
condición específica que preceda a su aparición, ni condiciones que lo hagan más
o menos certero que otros; más bien tiene que ver con la apreciación de la
sociedad ante el rol que históricamente han llevado las mujeres, una cuestión exclusivamente
moralista.
Por otro lado también encontramos
a aquellas madres que han tenido el infortunio de traer al mundo a personas que
se han salido del contexto aceptable de la sociedad y han derivado en delitos
que los convierten en proscritos de la justicia, trasmitiendo ese sentido de vergüenza
y dolor a los seres que les dieron vida; bajo esta premisa tenemos que entender
(y valorar) el esfuerzo y condición tan difíciles para una progenitora en esas
circunstancias. Dentro de este dolido grupo tenemos a mamás que han traído al
mundo a verdaderos tumores para la humanidad como lo sería Hitler, Atila, Mussolini,
etc., quienes a al amparo de sus oportunidades trasmutaron en seres nocivos
para la vida de los seres humanos.
No obstante que en la
mayoría de estos casos, las respectivas progenitoras de estos personajes no
tuvieron mucho que ver en el desarrollo ideológico de sus descompuestos hijos;
la sociedad inmediata receptora de sus grandes males de ellos las escarnece y
ubica como parte del cáncer que representaron para la humanidad, razón por la
cual son consideradas en este grupo.
También tenemos a las madres
solteras, ejemplo indiscutible de tesón y constancia (que no en sus respectivas
parejas), y reflejo constante de la descomposición que se encuentra inmersa en
la sociedad mexicana; desde este punto hemos de coincidir en que este grupo, es
quien mejor percibido está ante la óptica social del país, pues su imagen de
lucha constante sobre la diversidad de sus ocupaciones las instala y avala como
la opción menos enrarecida en este “collage” de modelos familiares adaptados.
La eventualidad que causa
que una madre prescinda del modelo familiar estándar, se debe a una infinidad
de circunstancias que determinan su definición como tal; el derivado lógico de
esta situación induce a pensar en los hijos como los mayores perjudicados con
esta situación, pues la falta de algunos de los responsables, induce a que sus
compromisos serán absorbida por quien se quede con ellos.
En el esquema de lo
económico; una madre, cualquiera que sea su condición sociocultural, tenderá a proteger
y extender los recursos familiares en virtud de su propia familia y efectos
sociales; es lógico pensar que a menos carencias, mayor atención; por lo tanto
existen, niveles, núcleos e
idiosincrasias diversas en cuanto a la percepción, convicción y compromiso
hacia la maternidad.
Un ejemplo muy claro son los
indicadores de la UNICEF, que expresan los niveles de sensibilidad maternal en
el mundo, y que muestran como Nigeria es el país con menor sentido maternal
hacia su población infantil, debido quizá a las grandes carencias en lo
referente a vivienda y alimentación; en contraparte Oslo, capital noruega es
quien sobre su baja aplicación femenina en lo laboral, (por su sano y elevado
ingreso per cápita) mantiene el primer lugar en lo referente al cuidado, trato
y apoyo a su población infantil.
En Latinoamérica, a pesar de
haber superado ya cuestiones culturales y de tipo social (por ejemplo la
discriminación étnica), aun expresa un letargo en cuanto a la aplicación de
actitudes modernistas y la homogeneización de los patrones de conducta
familiar; pues aunque se tengan ejemplos de núcleos familiares bien formados y
con una gran calidad ante las expectativas que emergen de los nuevos tipos de
interacción, todavía encontramos casos de lenonismo, trata de blancas o
esclavitud disfrazada, al amparo de jefaturas familiares femeninas.
Nunca sabremos cual es el
motivo real que orilla a una madre a desentenderse de sus vástagos (al menos en
Nigeria se comprende la depresión originada por el hambre); es lógico que las necesidades o carencias son vehículos depresores
e inciden en la apreciación de un contexto familiar; pero la imagen de un hijo
(lo digo por experiencia propia) cambia hasta el panorama más ensombrecido.
Esta es la razón por la cual independientemente del trabajo que cada uno tenga
para llevar el sustento a casa, convierta el trabajo de ser mamá en el mejor
oficio del mundo.
La perspectiva de ser madre,
es un hecho encomiable que no solo merece ser visto desde su aplicación y
derivado natural; para entenderlo y vivirlo se necesitan tres elementos básicos
e ineludibles; el primero obviamente es ser mujer, el segundo es estar sana y
el tercero encontrar la pareja idónea para recrearlo; es muy fácil felicitar u
homenajear a las madres en su día, incluso suena injusto esperar todo una año
para congraciarnos con ellas y festejarles un solo día, cuando ellas nos han
dado toda una vida.
Hoy por hoy, reciban todas las madres aplicadas y responsables nuestro máximo reconocimiento por su gran labor en el arduo camino de ser mujeres, trabajadoras, amigas y compañeras al mismo tiempo.
Hoy por hoy, reciban todas las madres aplicadas y responsables nuestro máximo reconocimiento por su gran labor en el arduo camino de ser mujeres, trabajadoras, amigas y compañeras al mismo tiempo.
Felicidades mamá, esposa mía y mamás
del mundo.
Por
Gerardo Morales
PROPIEDAD INTELECTUAL: TODOS LOS TEXTOS SON ORIGINALES DE CARLOS GERARDO MORALES OLIVERA
A EXCEPCIÓN DE LOS TITULARES EN NEGRITA O CURSIVA.
PROPIEDAD INTELECTUAL: TODOS LOS TEXTOS SON ORIGINALES DE CARLOS GERARDO MORALES OLIVERA
A EXCEPCIÓN DE LOS TITULARES EN NEGRITA O CURSIVA.
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