miércoles, 23 de mayo de 2012

ENSAYO: La personalidad y su evolución





AL RESCATE DEL ESTILO



Hablar sobre la personalidad, es introducirse a un plano multicolor partiendo de un cerco gris recreado por nuestras mentes y complejos. Si nos ponemos a pensar acerca de las tendencias individuales de cada ser vivo, sería imposible dilucidar cada expectativa y dirección de sus vidas, por tal motivo la sicología divide a estos en grupos y núcleos de estudio.

Independientemente de la variante que mostramos los seres vivos en los planos socioculturales y en todas sus esferas humanas  (sobre todo las físicas); nosotros los humanos (a excepción de los gemelos y demás) siempre seremos diferentes uno del otro.

Las personas evolucionamos nuestros comportamientos a partir de nuestras vivencias, y recreamos la actitud correspondiente en virtud de nuestro gusto o desaprobación; esto no es una novedad, desde que se tiene conocimiento de la interacción humana (incluso la edad de piedra) se sabe que el hombre decidía, compartía, rechazaba y prefería; dejando en claro que las imposiciones no cuadran en su esquema de vida; desde la incipiente hasta la era moderna.

Las diferentes circunstancias que situaban al ser vivo en entornos fijos o nómadas, orillaban a este a seleccionar individuos de su preferencia o semejantes a él (de ahí el concepto de llamarnos así entre los seres pensantes), y conformar núcleos que derivaron posteriormente en clanes o tribus y posteriormente en la creación de la familia.

En todas las situaciones geográficas, existen condiciones especiales y propias de su región y cultura; estas al ser trasmitidas de generación en generación, fueron estrechando lazos de mayor solvencia e interés y dieron pie a la aparición de estilos, modismos, y estos a su vez trasmutaron en lo que hoy llamamos “tendencias”, concepto acuñado en roma y que erróneamente hoy se aplica al derivado de tender y no de tener como lo expresaba en un inicio la voz itálica.

La “tendenzzia” de gustos propios, (o sea tenerlos, no tender hacia algo),fue haciéndose más perceptible en la medida en que se diversifico la actuación de los hombres en el mundo; y siendo Roma la primer urbe que concentró una gran multitud de profesiones y oficios, fue lógico ir definiendo la personalidad de cada actor social en relación con lo que profesaba. Así aparecieron los rudos, los finos, los graciosos, los intelectuales, los hostiles, los aplicados, los despreocupados, los vicios y demás actitudes expresivas del ser humano, que sin ser antecedidas por un plano de referencia vivencial asistido por sus semejantes, difícilmente podría haber interactuado y sobrevivido en esa vorágine de barbarie subdesarrollada.

Posteriormente del manejo y revuelo de las “tendenzzias” en la península itálica, otros reinos como el gálico y germánico adoptaron las subdivisiones y clasificaciones sociales emergidas en Roma y recrearon sus propias sociedades, con su respectiva personalidad y propiedades eclécticas y de acuerdo a lo que mayormente se desarrolló en la construcción y desarrollo de sus pueblos.

En Francia, el estilo de los gobernantes (que aparte de ser mayoría era más educada), inculcó al seno precursor de sus grandes estirpes gálicas, el buen estilo y delicadeza en la expresión verbal y física; con el paso del tiempo tal incentivación degeneró en un amaneramiento sin límites que a la larga desembocó en excesos y dio pie a nuevas y extrañas tendencias (o “tendenzzias”).

En Alemania, se puede apreciar un acento hostil incluso en las personas más dulces; la causa tiene que ver con la personalidad ruda de sus líderes y patriarcas antiguos; se sabe que los primeros restos humanos fueron descubiertos en esta zona. También se sabe de la complexión física de esta raza germánica y de la fuerza y tamaño de sus pulmones; al desencadenarse la ola de “tendenzzias” en los lugares clave y dominantes de la época, también fue necesario adaptar la historia y grandeza de cada pueblo y desarrollar una identidad hasta en la expresión verbal; razón por la cual me orillo a pensar que fue la disposición agria, ruda y seca (típica hasta la fecha) de los alemanes; lo que fue consistiendo y definiendo el ritmo, sonido y temple de su timbre y acento.

Lo mismo paso en otras regiones de la bavaria, como Dinamarca, noruega y Finlandia  con su pasado vikingo; Asía y sus países con su estilo bravío y ágil pero reflexivo hasta  la solemnidad; los africanos con su tendencia a la tradición e indudablemente los latinos fiesteros, derivados de sus ritos, ceremonias y festejos; antes sangrientos y mortales.

Así sucesivamente se fueron forjando las personalidades en el mundo, algunas se adaptaron y resultaron copias de sus conquistadores (como América, por ejemplo), pero otras fueron creando su identidad en virtud de sus logros propios o de sucesos que marcaron su historia, como las revoluciones, las batallas épicas o los desastres naturales o provocados por el hombre.

En este tenor hoy podemos encontrar una diversidad de género más marcado que nunca; pues lo que suponía ser una liberación femenina hace unas décadas, resulto ser la esclavitud mas maquillada y recurrida no solo  por las féminas sino ahora también por activistas, pseudo lideres o representantes de nuevas tendencias y preferencias sexuales; antes solíamos hablar del mundo gay, ahora tenemos que definir si es Homo, hétero, bi, trans o metrosexual; dependiendo del enfoque y al gusto del  consumidor.

También como un derivado lógico de los cambios y adaptaciones del mundo, no solo las actitudes variaron; también los valores y las creencias cambiaron su apreciación contextual  y dieron margen a la aparición de descomposiciones y nuevos vicios humanos; comprendiendo esta nueva visión del individuo, su disposición al delito, la falta de compromiso y la mediocridad como una nueva condición del ser pensante.

En este rubro podemos detectar un sinnúmero de deficiencias y carencias humanas en relación a su forma de vida, perspectivas a futuro, compromiso social, etc.; es ahora con el avasallamiento de la tecnología cuando el hombre parece más desprotegido que nunca ante sí mismo; pues su falta de humanidad y pérdida paulatina del sentido común, lo ha vuelto dependiente hasta de la mas mínima circunstancia moderna; poniendo en evidencia su falta de improvisación y dejando en claro su actual apatía emprendedora.

De esta manera es posible hacer un diagnostico en corto sobre las expectativas que tenemos de nosotros mismos ante un panorama de interacción constante con nuestros semejantes, sean estos de una condición u otra; las diferencias y multitud de personalidades en un mundo que también fomenta los cambios, tiene que estar sujeta a la tolerancia y comprensión de las creencias y valores ajenos, pero las actitudes pueden ser modificadas y adaptadas a la circunstancia desde una óptica madura y socialmente aceptable.

Aprendamos a interactuar con la gente próxima a nosotros, nunca podemos saber si su evolución genética deriva de una raza desconocida o de costumbres ajenas a nuestra idiosincrasia o región; tal vez de esta forma podamos descubrir en nosotros mismos al bárbaro que llevamos dentro.



Por
Ger Morales


PROPIEDAD INTELECTUAL: TODOS LOS TEXTOS SON ORIGINALES DE CARLOS GERARDO MORALES OLIVERA



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