AL RESCATE DEL ESTILO
Hablar sobre la
personalidad, es introducirse a un plano multicolor partiendo de un cerco gris
recreado por nuestras mentes y complejos. Si nos ponemos a pensar acerca de las
tendencias individuales de cada ser vivo, sería imposible dilucidar cada expectativa
y dirección de sus vidas, por tal motivo la sicología divide a estos en grupos
y núcleos de estudio.
Independientemente de la
variante que mostramos los seres vivos en los planos socioculturales y en todas
sus esferas humanas (sobre todo las físicas);
nosotros los humanos (a excepción de los gemelos y demás) siempre seremos
diferentes uno del otro.
Las personas evolucionamos
nuestros comportamientos a partir de nuestras vivencias, y recreamos la actitud
correspondiente en virtud de nuestro gusto o desaprobación; esto no es una
novedad, desde que se tiene conocimiento de la interacción humana (incluso la edad
de piedra) se sabe que el hombre decidía, compartía, rechazaba y prefería;
dejando en claro que las imposiciones no cuadran en su esquema de vida; desde
la incipiente hasta la era moderna.
Las diferentes
circunstancias que situaban al ser vivo en entornos fijos o nómadas, orillaban
a este a seleccionar individuos de su preferencia o semejantes a él (de ahí el
concepto de llamarnos así entre los seres pensantes), y conformar núcleos que
derivaron posteriormente en clanes o tribus y posteriormente en la creación de
la familia.
En todas las situaciones
geográficas, existen condiciones especiales y propias de su región y cultura; estas
al ser trasmitidas de generación en generación, fueron estrechando lazos de mayor
solvencia e interés y dieron pie a la aparición de estilos, modismos, y estos a
su vez trasmutaron en lo que hoy llamamos “tendencias”, concepto acuñado en
roma y que erróneamente hoy se aplica al derivado de tender y no de tener como
lo expresaba en un inicio la voz itálica.
La “tendenzzia” de gustos propios, (o sea tenerlos, no tender hacia algo),fue haciéndose más
perceptible en la medida en que se diversifico la actuación de los hombres en
el mundo; y siendo Roma la primer urbe que concentró una gran multitud de
profesiones y oficios, fue lógico ir definiendo la personalidad de cada actor
social en relación con lo que profesaba. Así aparecieron los rudos, los finos,
los graciosos, los intelectuales, los hostiles, los aplicados, los despreocupados,
los vicios y demás actitudes expresivas del ser humano, que sin ser antecedidas
por un plano de referencia vivencial asistido por sus semejantes, difícilmente podría
haber interactuado y sobrevivido en esa vorágine de barbarie subdesarrollada.
Posteriormente del manejo y
revuelo de las “tendenzzias” en la península
itálica, otros reinos como el gálico y germánico adoptaron las subdivisiones y
clasificaciones sociales emergidas en Roma y recrearon sus propias sociedades,
con su respectiva personalidad y propiedades eclécticas y de acuerdo a lo que
mayormente se desarrolló en la construcción y desarrollo de sus pueblos.
En Francia, el estilo de los
gobernantes (que aparte de ser mayoría era más educada), inculcó al seno precursor
de sus grandes estirpes gálicas, el buen estilo y delicadeza en la expresión verbal
y física; con el paso del tiempo tal incentivación degeneró en un amaneramiento
sin límites que a la larga desembocó en excesos y dio pie a nuevas y extrañas
tendencias (o “tendenzzias”).
En Alemania, se puede
apreciar un acento hostil incluso en las personas más dulces; la causa tiene
que ver con la personalidad ruda de sus líderes y patriarcas antiguos; se sabe
que los primeros restos humanos fueron descubiertos en esta zona. También se
sabe de la complexión física de esta raza germánica y de la fuerza y tamaño de sus
pulmones; al desencadenarse la ola de “tendenzzias” en los lugares clave y dominantes
de la época, también fue necesario adaptar la historia y grandeza de cada
pueblo y desarrollar una identidad hasta en la expresión verbal; razón por la
cual me orillo a pensar que fue la disposición agria, ruda y seca (típica hasta
la fecha) de los alemanes; lo que fue consistiendo y definiendo el ritmo,
sonido y temple de su timbre y acento.
Lo mismo paso en otras
regiones de la bavaria, como Dinamarca, noruega y Finlandia con su pasado vikingo; Asía y sus países con
su estilo bravío y ágil pero reflexivo hasta la solemnidad; los africanos con su tendencia
a la tradición e indudablemente los latinos fiesteros, derivados de sus ritos,
ceremonias y festejos; antes sangrientos y mortales.
Así sucesivamente se fueron forjando
las personalidades en el mundo, algunas se adaptaron y resultaron copias de sus
conquistadores (como América, por ejemplo), pero otras fueron creando su
identidad en virtud de sus logros propios o de sucesos que marcaron su
historia, como las revoluciones, las batallas épicas o los desastres naturales
o provocados por el hombre.
En este tenor hoy podemos
encontrar una diversidad de género más marcado que nunca; pues lo que suponía
ser una liberación femenina hace unas décadas, resulto ser la esclavitud mas
maquillada y recurrida no solo por las féminas
sino ahora también por activistas, pseudo lideres o representantes de nuevas
tendencias y preferencias sexuales; antes solíamos hablar del mundo gay, ahora
tenemos que definir si es Homo, hétero, bi, trans o metrosexual; dependiendo
del enfoque y al gusto del consumidor.
También como un derivado
lógico de los cambios y adaptaciones del mundo, no solo las actitudes variaron;
también los valores y las creencias cambiaron su apreciación contextual y dieron margen a la aparición de
descomposiciones y nuevos vicios humanos; comprendiendo esta nueva visión del
individuo, su disposición al delito, la falta de compromiso y la mediocridad
como una nueva condición del ser pensante.
En este rubro podemos
detectar un sinnúmero de deficiencias y carencias humanas en relación a su forma
de vida, perspectivas a futuro, compromiso social, etc.; es ahora con el
avasallamiento de la tecnología cuando el hombre parece más desprotegido que
nunca ante sí mismo; pues su falta de humanidad y pérdida paulatina del sentido
común, lo ha vuelto dependiente hasta de la mas mínima circunstancia moderna; poniendo
en evidencia su falta de improvisación y dejando en claro su actual apatía emprendedora.
De esta manera es posible
hacer un diagnostico en corto sobre las expectativas que tenemos de nosotros
mismos ante un panorama de interacción constante con nuestros semejantes, sean
estos de una condición u otra; las diferencias y multitud de personalidades en
un mundo que también fomenta los cambios, tiene que estar sujeta a la
tolerancia y comprensión de las creencias y valores ajenos, pero las actitudes
pueden ser modificadas y adaptadas a la circunstancia desde una óptica madura y
socialmente aceptable.
Aprendamos a interactuar con
la gente próxima a nosotros, nunca podemos saber si su evolución genética deriva
de una raza desconocida o de costumbres ajenas a nuestra idiosincrasia o región;
tal vez de esta forma podamos descubrir en nosotros mismos al bárbaro que llevamos
dentro.
Por
Ger
Morales
PROPIEDAD
INTELECTUAL: TODOS LOS TEXTOS SON ORIGINALES DE CARLOS GERARDO MORALES OLIVERA
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