DE POLÍTICA Y AMISTADES REGIAS
Si le dieran a escoger al hombre, entre todos los valores humanos, uno que le proveyera de elementos fidedignos y le otorgara confianza en el interactuar diario con nuestros semejantes, este sería el de la amistad.
Resulta imprescindible hablar de este casi extinto valor, cuando llega el momento de emprender un dialogo que incluya a todo aquel que persigue objetivos diversos relacionándose con su núcleo inmediato y en el que se gestan distintas escenas sociales, políticas o económicas; sobre todo ahora que vivimos en medio de un clima electoral que ya está dividiendo a la población.
Aunque no significa de gran importancia para los sectores interesados en llegar al poder, el que alguien dilucide sobre la relevancia de las actitudes que influyen en la sociedad a ser inducidas por el impulso muchas veces negligentes de quienes sí han sido vulnerados en sus intereses (políticos o actores derrotados), emprenden una campaña de animadversión que rebasa los objetivos partidistas y confronta a la población con distintas ideas.
Es claro que la idea de reconocer una actitud afable en cualquier terreno de nuestra existencia, otorga crédito a las acciones que rodean la vida del hombre en relación con sus afectos, por lo tanto llegada la hora de compartir cualquier aspecto de nuestros intereses sean triunfos o derrotas, siempre pensamos en quienes han estado mas cerca de nosotros brindándonos su amistad.
Este panorama tan relativo sobre este gran valor humano, ha sido la pauta para que al calor de la confianza depositada en quienes sentimos como propios, también cobren vida situaciones de dolor, alegría, gusto o decepción; marcando nuestras vidas para siempre y recordándonos el perjuicio o beneficio de haber tenido cerca a alguien en particular.
Desde la vida política esto no difiere mucho de la realidad social que nos involucra a diario a todos los estratos sociales de este país; es común detectar al guardia de un edificio público hablar y sonreír a diario con un alto ejecutivo; es fácil observar grupos de estudiantes compartiendo escena con indígenas o minusválidos; no es raro percibir la disposición amistosa del mexicano promedio en relación con sus semejantes inmediatos; el problema radica en el tiempo de la relación y los efectos derivados de una mezcla entre el encono ajeno y el poco criterio de quien sigue una formula equivocada.
Como no es posible formular un plano generalizado en las conductas de los individuos (aunque hay muchos que ya lo están haciendo con sus concientizaciones invisibles), no podemos definir un modelo de interacción que garantice un contacto sano y sin peligro entre las facciones partidistas y sus huestes; es indudable que en la medida y proporción de los ataque dirigidos entre ellos se geste y moldee el ambiente político que prevalecerá en la contienda.
Por lo tanto especular sobre si el valor de la amistad puede ser clave para trasformar las actitudes partidistas en un escenario de confrontación política resulta agudo y sensibilizador; parecería que buscar una salida que orientara las creencias poblacionales hacia el verdadero crecimiento nacional, sin rencores ni enconos estériles, sería una buena opción.
Hablando de la amistad en otros esquemas podemos afirmar que no existe uno solo de estos que pueda sostener un ritmo de crecimiento permanente sin el ambiente positivo que recrea un núcleo bien cimentado y sintonizado en cuanto a valores, actitudes y creencias.
La amistad representa el mayor signo de confianza en la interacción humana y no podemos descartar que su influencia pueda marcar una diferencia en el resultado de las políticas públicas; puede significar un avance en las relaciones partidistas y en la percepción de la ciudadanía hacia sus gobernantes y líderes en el poder; puede consolidar la unidad nacional desde una perspectiva tolerante y afable, retomando la confianza entre los individuos y el involucramiento de sus problemáticas en común.
También refleja el mejor perfil del hombre impulsándolo a generar otros valores que van apareciendo conforme se posiciona en el terreno de la congruencia y constituyen su mas grande garantía de confianza ante la disposición ajena y compartida; estos son su amigos, sus compañeros incondicionales.
No podemos dejar de pensar en quienes nos han acompañado y han sido testigos de tantas experiencias en nuestra existencia; los amigos significan la mejor oferta divina que nos proporciono Dios (soy orgullosamente cristiano), y resultan para el hombre su mayor herramienta en la construcción de su propio mundo; nuestras amistades son el elemento infaltable en la resolución de nuestro problemas; son el aderezo perfecto para saborear un triunfo y los perfectos cómplices en nuestras aventuras y experiencias. Los verdaderos amigos (y mejores obviamente) llegan a formar parte de nuestra familia.
En lo personal he tenido la fortuna y bendición de haber conocido personas extraordinarias que no solo han compartido espacio y tiempo conmigo sino la esencia de sus personas y la trasmisión de sus más puros sentimientos intrínsecos; convirtiéndolos automáticamente en parte de mi historia y guardados herméticamente en mi mente y corazón; he conocido todo tipo de personas y en cada una de ellas he aprendido el valor de la amistad en sus diferentes enfoques; el profesional, el lúdico, el escolar, el familiar, el eventual, etc.; en cada perspectiva he encontrado un elemento único que vuelve inconfundible el aspecto amistoso.
Todas las personas que me han llamado amigo, merecen mi reconocimiento independientemente de la frecuencia o consecuencia de nuestras relaciones y de las circunstancias que nos acercaron o distanciaron; va para todos ellos mi reconocimiento en este amistoso artículo; también mi afecto y disposición de reencuentro.
En este sentido, recordar a cada uno de los seres que compartieron cada etapa de mi existencia, me obliga a pensar en todos mis afectos escolares, laborales, familiares y hasta los clásicos compañeros de parranda, sin excluir a nadie y agradeciendo haberme incluido en tantas experiencias.
Una de las más grandes sorpresas y satisfacciones que la vida me ha brindado, fue haber conocido a mi mayor y mas querida amiga en la historia y mas allá de ella; un día como hoy pero de hace 37 años nació en la hermosa y regia Ciudad de Monterrey N.L., Krishna Dennis Maico Valdez Cortéz; hermosa rubia de linda sonrisa que me robó el corazón en la Ciudad de Puebla en la década de los 80,s y que desde ese entonces jamás se ha apartado de mis recuerdos.
Tengo muchísimos amigos; amigos ocasionales, amigos por compromiso, amigos por conveniencia o aparentes amigos; también tengo amigos reales, amigos comprometidos y amigos fraternales; pero solo tengo una verdadera amistad; mas allá de los parámetros comunes y con la mejor condición humana apegada siempre a los valores y su amor por Cristo; mi amiga Krishna.
Esta persona me ha enseñado el verdadero rostro de la lealtad, ha provisto mi vida de color y clase con su fina esencia; me ha dado un ejemplo de tesón y fortaleza con sus consejos, ha permanecido estoica ante mi incomprensión e insensatez, ha sostenido una historia de amor y fé por años; ha descubierto para mi el gran valor de la amistad.
Quien conoce a Krishna, sabe que su frescura la hace brillar y resaltar en los escenarios mas oscuros y adversos, que su optimismo la hace alcanzar siempre sus objetivos, que su entrega a Cristo es compartida y que su gran humor la hace emerger como el alma de las fiestas regias en su selecto y exclusivo grupo de amigos; a quienes hoy también felicitamos por compartir la amistad de ese gran ser de luz y tenerlo tan cerca. Seguramente todos deben ser excelentes seres humanos y la prueba inobjetable es que forman parte de su vida, gracias por ello.

Feliz cumpleaños Krishna, que Dios te cuide por siempre.
Por
Gerardo Morales
Propiedad intelectual: Todos los textos son originales de carlos Gerardo morales olivera.