viernes, 13 de abril de 2012

V INFORME FLACSO - Cuarta parte



IV. ESCENARIOS FUTUROS DE LA CRISIS
4 de 5 partes

En relación con los escenarios futuros de la crisis, existen distintas opiniones y visiones. Los escenarios tienden a ser ejemplificados en torno a diferentes letras.  El escenario ideal es una “V”, es decir, que hay una rápida recuperación y que en me-nos de un año se logra la reactivación.  El peor escenario estaría representado por una “W o bien una “W” sumada a una “L”.  En otras palabras, una aparente salida de la crisis para volver a caer, quizás más profundamente, para prolongarse en el tiempo en una situación de empantanamiento.  Este escenario produciría confusión y gran desconfianza.  Los escenarios intermedios son una recuperación en forma de “U”, más corta o más larga, según sea el caso.  Es decir, una caída importante como la que se ha tenido pero donde existiría claridad sobre el punto más bajo al que se llega desde el cual la crisis se mantiene en el tiempo por un período más corto o más largo según si es una “U” corta o una “U” larga o abierta.  En el debate actual tiende a señalarse un primer escenario en “V”, es decir, que estaríamos en presencia de una recuperación relativamente rápida, luego de la gran caída, o bien, uno en “L” donde se supondría que los países ya tocaron fondo en la caída del producto y en los distintos impactos económicos, pero que la recesión se mantiene y se prolonga en forma de “L”. 70
La visión brasileña en el contexto de estos escenarios señalaría que los BRIC están en un escenario en forma de “U”, es decir, Brasil, India, Rusia y China cayeron pero en un corto tiempo se han recuperado y comienzan a crecer con la previsión de tasas positivas sobre el 3% a partir del 2010. 71.  Por su parte, en el estudio económico 2008-2009 de CEPAL se indica que “aunque hay indicios de que lo peor ya pasó, la recuperación será lenta y gradual.  Llevará algún tiempo la vuelta a la normalidad de los mercados financieros.  No pueden descartarse episodios de inestabilidad.”72
Es en este contexto que Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de CEPAL, alerta de manera muy importante sobre el largo tiempo que lleva la recuperación de los indicadores sociales.  A ello podemos agregar el largo tiempo que lleva la recuperación de la confianza política y la reconciliación nacional cuando los países se polarizan y fracturan.   La lección más importante a tomar en cuenta, según Bárcena, es que “las pérdidas que ocasionan las crisis no son recuperables en el nuevo ciclo.  La próxima bonanza no asegura alcanzar, por si misma, lo que perdamos en esta crisis.  Veinticuatro años hubieron de pasar para que la región alcanzara los niveles de pobreza que exhibía antes de la crisis de 1980.  Quisiera resaltar también un problema que normalmente pasa desapercibido y que nos parece es de la más alta importancia; la experiencia histórica de América latina nos muestra que tomo 12 años la recuperación del nivel de os indicadores de crecimiento observados antes que se desatara la crisis de los años 80.  Sin embargo, tomó 24 años recuperar el nivel de los indicadores de bienestar social especialmente los de pobreza.  Quiero decir algo tan simple como dramático: si nos cruzamos de brazos a ver como la crisis nos pasa por encima, podrá tomar un cuarto de siglo volver a tener los indica-dores sociales que hoy día podemos observar.”73
 Las consecuencias políticas de esta lección son evidentes, la inestabilidad se puede prolongar en los sistemas políticos por un tiempo equivalente. También podemos afirmar que aún en el escenario de una recuperación rápida en los principales países de la región, una recuperación en “V”, el tiempo de recuperación social se prolongará más allá de los nuevos períodos presidenciales que se le elegirán a lo largo de este y el próximo año.  Los gobernantes recién elegidos deberán gobernar los cuatro o cinco años de mandato en un contexto de permanencia de la crisis social, dado que la recuperación económica no posibilitará recuperar los índices que se alcanzaron en el período de crecimiento más importante de la región entre los años 2003 y 2007 y que incluso se proyectó en algunos de ellos en el año 2008.  La región logró en este período, “un crecimiento acumulado de casi un 23%” 74
Por lo tanto, el contexto social y político regional tensionará los sistemas políticos latinoamericanos.  El Secretario General de la OEA, José Miguel Insulza,  previene que “los riesgos políticos de esta situación son evidentes.  Si se considera que varios millones de ciudadanos de América Latina y el Caribe han salido de la pobreza en los últimos siete años, la reducción de empleos les crea una amenaza directa para volver a caer en esa condición, algo que no estarán dispuestos a aceptar” 75

V. ELECCIONES PRESIDENCIALES CONTRIBUYEN PERO NO SON LA SOLUCIÓN
En 2009 y 2010 se desarrollarán diez procesos electorales presidenciales. Ellos cambiarán o ratificarán el mapa político de la región y las principales tendencias que se han expresado en la región, desde el año 2005 – 2006, cuando se eligieron a más de doce presidentes (as) latinoamericanos. Habrá elecciones en los siguientes países: Brasil, Bolivia, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Honduras, Panamá y Uruguay.  Esto significa que se renovará prácticamente la mitad del liderazgo regional.
Las elecciones son un instrumento esencial de la democracia que permite abrir oportunidades para el debate y la participación, pero también pueden ser instrumentos que centralicen el poder sin participación efectiva y con importantes grados de desinstitucionalización democrática.
 Los mandatos presidenciales en América Latina tienen una duración de cuatro años en siete países, en nueve países duran cinco años y en dos países duran seis años.  Lo anterior posee como primera consecuencia, si la crisis económica tiene una recuperación relativamente rápida, un escenario en “V”, a partir del segundo semestre del año 2011 y del 2012, y en el 2013 pudiese haber una recuperación económica gradual y lenta.  Si el escenario es en L, todo el mandato presidencial será ejercido en un contexto de recesión e incluso de estagnación.  En cualquiera de los dos escenarios citados, en el próximo período de los diez presidentes (as) electos (as), los índices de recuperación social no se recuperarán durante sus mandatos a menos que se apliquen políticas sociales efectivas que busquen de manera concreta el cambiar y mitigar el impacto de la crisis.  Lo anterior conlleva altos niveles de incertidumbre respecto de la voluntad de la ciudadanía en relación con los procesos electorales presidenciales.  El miedo pudiese promover procesos electorales altamente polarizados en los cuales la hostilidad y el enfrentamiento terminen debilitando la democracia, y generando espacios a tendencias autoritarias en lo político. Una crisis de esta magnitud requiere grados de unidad nacional más allá de los procesos electorales.  Es mediante un sistema de acuerdos políticos y sociales que las democracias de la región podrán fortalecer la gobernabilidad y la viabilidad política de las medidas que será necesario adoptar. 76
Una tercera consecuencia del tiempo electoral está referida a que los nuevos presidentes asumirán en el año 2010, con excepción del Presidente de Brasil quien asume el 1 de enero del 2011 y por lo tanto el tiempo para conocerse y construir relaciones de confianza con los otros presidentes es muy breve.  El espacio para concordar políticas que puedan responder a su período efectivo de ejercicio es, en el mejor de los casos, de dos años. De allí que esto tenga un impacto desincentivador de los procesos de integración si no se ratifica, construye y promueve una fuerte voluntad política integracionista. Un cuarto aspecto vinculado a los procesos electorales está relacionado con la forma en que los mercados de capitales globales y la inversión extranjera mira y percibe estos procesos.  Una de las principales características de los mercados de bonos soberanos latinoamericanos, según lo señala la OCDE, es “que se han mostrado extremadamente sensibles a los acontecimientos políticos – por ejemplo, reaccionando negativamente ante la incertidumbre que inevitablemente acompaña a las elecciones democráticas.” 77
Las sensibilidades de los agentes económicos se expresan también sobre los programas y los discursos que se expresan en cada sistema político sobre los compromisos económicos y las políticas que seguirán.  Un quinto aspecto está referido a los modelos de desarrollo, tanto políticos, económicos, sociales y culturales.  Desde antes del inicio de la crisis, antes del año 2007, ya se manifestaban con importante fuerza visiones cada vez más polares sobre los modelos que se proponen a la ciudadanía.  En fechas recientes aparecen tendencias que se mueven desde la polarización al inicio de una hostilidad cívica. Esta es una situación altamente preocupante porque a la falta de cohesión social se le agrega el tensionamiento político el cual puede llegar a fracturar los procesos democráticos.  Sin embargo, las elecciones presidenciales también serán una importante oportunidad para concertar políticas, para definir proyectos y lineamientos para enfrentar la crisis, para establecer coincidencias nacionales más allá de las diferencia partidarias o de tendencias. La elección presidencial en sí misma no es una solución mágica frente a la crisis, pero sí es una oportunidad para enfrentar los retos que la crisis conlleva y para construir una voluntad nacional en torno a políticas específicas que reduzcan las vulnerabilidades y que puedan proyectar el crecimiento que redunde en un desarrollo nacional.
El liderazgo y la personalidad son esenciales. Generar una perspectiva de empatía y acompasamiento entre los principales líderes nacionales y a nivel regional augura oportunidades para transformar la elección nacional en una oportunidad para establecer políticas que contribuyan a generar soluciones de fondo.
Reforzar la gobernabilidad democrática es esencial. Sin ubicarla como un objetivo prioritario no se construirá la voluntad política para desarrollar los marcos institucionales requeridos.

VI. CONSTRUIR UNA AGENDA DE CONCERTACIÓN REGIONAL
Con la llegada de la Administración Obama, el unilateralismo impulsado por la anterior administración estadounidense fue dejado de lado.  Se ha creado un nuevo clima y una nueva forma de acercamiento ante los problemas internacionales.  En la actualidad todos los Estados reconocen que por sí solos no están en condiciones de resolver ninguno de los grandes problemas globales.  La crisis financiera ha demostrado de manera palpable que la respuesta para el éxito debe ser una respuesta multilateral. 
Este nuevo contexto favorece y abre una gran oportunidad a los países latinoamericanos. Por primera vez en muchas décadas América Latina está sentada en la mesa de negociaciones donde se decidirá la arquitectura y los principales procesos que organizarán la economía y la política global.  Sin embargo, la coordinación de los países latinoamericanos para presentar una visión compartida ha sido hasta la fecha muy baja. Más aún, no existe un diseño compartido sobre qué tipo de reformas visualiza y promovería la región latinoamericana.  Sin esta visión el peso de los países que participan en el G20 y en general de toda América Latina se reduce. Lo mismo podemos señalar de Iberoamérica.
A lo anterior debemos agregar que el fraccionamiento y polarización política e ideológica que empieza a marcarse en la región dificulta la construcción de consensos y el diseño compartido de los bienes públicos globales que será necesario construir así como de las reformas institucionales que es necesario impulsar y concretar.
América Latina puede generar una nueva aproximación, un nuevo estilo y una nueva actitud que permita operacionalizar lo que han señalado los distintos líderes de la región: la integración es la mejor alternativa para enfrentar la crisis.  Ello requerirá reforzar los vínculos entre las distintas instancias de integración regional.
El discurso regional coincide en afirmar que la integración y su profundización se constituyen en uno de los instrumentos principales para enfrentar los impactos de la crisis.  Sin embargo, la práctica y las acciones desarrolladas por los distintos gobiernos muestran graves debilidades para coordinar políticas y avanzar hacia un diseño de agenda común.  La falta de una perspectiva estratégica compartida inhibe la construcción de la institucionalidad que la integración requiere y el desarrollo de los espacios de convergencia necesarios para consensuar políticas.
Antes del estallido de la crisis alertábamos que el exceso de propuestas de integración inhibía la integración y que era necesario re-enfocar las propuestas y establecer una agenda compartida y consensuada para avanzar en la integración subregional y regional.  Construir una mirada político-estratégica concertada aparece como un objetivo prioritario y en el que se observan obstáculos significativos. 78
Una tarea impostergable en el contexto de la crisis que se ha visto rezagada, o no ha adquirido una importancia fundamental, es la de promover un mayor intercambio regional, ampliar las facilidades de acceso al comercio intra-latinoamericano. 
En un contexto de crisis económica global que se manifiesta en una reducción del comercio, las miradas se vuelven hacia el mercado doméstico. El mercado local de nuestros países debería ser el mercado latinoamericano.  Lo anterior requiere de pocos, pero significativos ajustes que demandan una voluntad política efectiva que sea capaz de concretarse en plazos efectivos y en acciones concretas.  La Secretaria Ejecutiva de CEPAL señala “el comercio intrarregional también ha caído fuertemente, lo que es preocupante en lo que se esperaría que el comercio entre los países de la región pudiera de alguna manera contrarrestar la caída en otros destinos y orígenes, además de su potencial contribución a la creación de empleo.  Sin embargo, el comercio intrarregional no está reaccionando y urge la creación de líneas especiales de financiamiento para defenderlo”79
De igual forma han surgido múltiples ideas sobre formas de compensación para el pago en monedas locales del comercio intrarregional. Algunas de ellas han avanzado de forma bilateral.  El rol de la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI) en este campo debe ser reforzado como un instrumento esencial para el incremento y ampliación del mercado “local” latinoamericano.  Así también, la tarea de los bancos de inversión de la región es fundamental para avanzar en la integración. 
Los principales puntos de la agenda son comunes en cada una de las subregiones y poseen alta prioridad para todos los países. Infraestructura, comercio, energía, alimentos y tecnología constituyen una agenda sustancial básica que puede ser apoyada por los bancos de desarrollo regionales, los cuales deberían recibir recursos internacionales para fortalecerlos y ampliar su cobertura (este es uno de los acuerdos del G20 que requiere ser operacionalizado). Sin embargo, esta agenda no está priorizada aunque en muchos casos existen proyectos específicos que pudieran impulsarse de manera prácticamente inmediata, contribuyendo a recuperar el empleo.
1. Agenda: infraestructura, comercio, energía, alimentos, tecnología.
Construir una agenda compartida y consensuada será esencial para avanzar en el establecimiento de normas y leyes en cada uno de los países y para coordinar las acciones nacionales en el campo subregional y regional.
La agenda prioritaria debe contribuir a la adopción de políticas anti-cíclicas a mejorar los usos de energías alternativas, a promover un mayor intercambio interregional, y mantener los accesos a los mercados internacionales.  También será fundamental establecer acuerdos para superar los déficit en el ámbito de la crisis alimentaria.  El desarrollo de innovación estará ligado de manera muy importante al diseño de tecnologías apropiadas.
Una agenda de este tipo permitirá mejorar el diálogo birregional con Europa, Asia Pacífico y Norteamérica. Los avances en la conformación de una agenda como la mencionada aumentarán las posibilidades de que América Latina pueda tener una voz compartida sobre temas regionales en la esfera internacional, así como sobre los principales temas emergentes en la agenda global. 
2. Modelos de desarrollo diferenciados.
La región latinoamericana y caribeña  muestra una marcada heterogeneidad en los más diversos ámbitos. Los estudios efectuados por la FLACSO lo denotan con claridad.  Más aún en la actualidad se expresan con fuerza modelos políticos distintos que hacen difícil conformar una voz común y a la vez diferencian las opciones con las cuales cada uno de los países percibe su futuro y los marcos de su propio desarrollo. A esto se suma que las visiones sobre la crisis polarizan las perspectivas a largo plazo.
Lo que sí es claro es que, independientemente del tipo de régimen político, en todos los países de la región se cuestiona el modelo de desarrollo vigente, en la gran mayoría de los casos heredado del denominado Consenso de Washington.  Los distintos países están buscando fórmulas que permitan repensar el rol del Estado como instrumento esencial para superar la crisis.  También como instrumento esencial para establecer y aplicar medidas de protección social efectivas.  El debate sobre el rol del Estado conlleva el análisis de la institucionalidad en cada uno de los casos y en especial de los instrumentos para la protección social, para la innovación productiva, para la coordinación de políticas en el ámbito de la seguridad ciudadana, la protección del trabajo y otros.  Muchos de los espacios institucionales quedaron fuertemente debilitados en el marco de las políticas adoptadas en la década de los 80 y los 90.  La reconstrucción institucional, por lo tanto se ubica en los primeros lugares de la agenda política de la región y ello incide directamente sobre la gobernabilidad y la convivencia democrática.
En forma paralela al debate sobre los modelos de desarrollo ha surgido de manera cada vez más importante cómo reconstruir la esfera de lo público, tanto en lo referido al diálogo público-privado, a los aspectos de la responsabilidad social empresarial en la esfera pública, como a los incentivos para establecer un espacio público cada vez más abierto, transparente, que posibilite la participación. Desde la perspectiva académica creemos importante que FLACSO, las universidades, y otros entes académicos y científicos puedan contribuir a estos debates y a sistematizar las claves de ellos para comprender los nuevos derroteros de los modelos de desarrollo que emergerán en la postcrisis. 
3. Diplomacia de Cumbres y Crisis Financiera
Los países de la región han desarrollado una intensa actividad para intercambiar análisis, visiones y proyección del impacto de la crisis.  Se han realizado al menos veintiocho reuniones Cumbres de las cuales emergen distintos puntos de consenso.  Entre estos es posible destacar la necesidad de una reforma a la arquitectura financiera internacional, establecer marcos regulatorios a los mercados de capitales, y fortalecer los vínculos entre las distintas instancias de integración.  También se reafirman principios como la demanda y necesidad urgente de una respuesta concertada  regional y que la integración es la mejor alternativa para enfrentar con éxito la crisis.

VII. LA CRISIS COMO OPORTUNIDAD POLÍTICA
Recuperar la Política es una tarea fundamental del liderazgo.  La calidad de la política es importante.  En la época en que el mercado pretendía resolver todas y cada una de las situaciones se dejaba al consumidor indefenso frente a las tendencias de los mercados globales controlados por unos pocos.  La racionalidad del bien común se perdió.  La crisis financiera lo mostró con sus devastadoras consecuencias en todo el planeta.  Recuperar la Política significa recuperar la racionalidad para velar por el bien común, esta es una visión del liderazgo democrático y también del liderazgo religioso. 
La reciente Encíclica sobre el Desarrollo Humano Integral del Sumo Pontífice Benedicto XVI, destaca la necesidad de promover una autoridad política capaz de actuar en los distintos planos.  “El mercado único, el de nuestros días no elimina el papel de los Estados, más bien obliga a los gobiernos a una colaboración recíproca más estrecha.  La sabiduría y la prudencia aconsejan no proclamar apresuradamente la desaparición del estado.  La relación entre la solución de la crisis actual, su papel parece destinado a crecer, recuperando muchas competencias.  Hay naciones donde la construcción o reconstrucción del estado sigue siendo un elemento clave para su desarrollo.”80
La mayoría de los problemas globales son parte de los problemas nacionales y locales de la región  latinoamericana, a su vez muchos de los problemas y consecuencias locales que genera la crisis están referidos o ligados a dimensiones hemisféricas y globales, ello lleva a pensar alternativas que se aboquen simultáneamente a abordar estas distintas esferas.  Lo anterior demanda más integración, mayor cooperación y la construcción de visiones conjuntas, en donde la política es central.  “El desafío para los líderes del mundo es aglutinar a los ciudadanos y a las sociedades en torno a un programa de cambios fundamentado en nuevos valores y una nueva cultura. (…)  La economía requiere una regulación de alcance mundial así como la política mundial requiere un gobierno democrático mundial”81
“Se nos presenta, entonces, una oportunidad sin precedentes para repensar la manera como los líderes han estado actuando y haciendo las cosas y para promover reformas que conlleven a un modelo más democrático.”82
Esto significa reafirmar la necesidad de diseñar una mirada global fundada en la cooperación y la solidaridad en el contexto democrático, ello requerirá de innovación y de generación de confianza política, como uno de los activos principales para salir de la crisis.  El regreso de la Política puede asegurarnos las mejores alternativas.

Continuará…


COMPILADORES: FRANCISCO ROJAS ARAVENA, CARLOS GERARDO MORALES OLIVERA, ALBERTO GAMBOA RAMIREZ

 REFERENCIA BIBLIOGRAFICA
70  Izquierdo, Alejandro y Talvi, Ernesto. (coord.). Dilemas de política económica en tiempos sin precedentes.  Como enfrentar la crisis global en América Latina y el Caribe.  Banco Interamericano de Desarrollo, 2009.  En especial capítulo IV, Escenarios de la Crisis Global y Dinámica Macroeconómica en América Latina y el Caribe: ¿qué tan vasto es el desierto? Disponible en: http://www.iadb.org/res/publications/pubfiles/pubB635_esp.pdf
71   Léa, Cristina, “O ABC da crise no Brasil e no mundo” En: O Globo, 14 de junio 2009.  Disponible en: https://conteudoclippingmp.planejamento.gov.br/cadastros/noticias/2009/6/14/o-abc-da-crise-no-brasil-e-no-mundo/
72  CEPAL, Estudio Económico América Latina y el Caribe 2008-2009.
73  Bárcena, Alicia. “Intervención Mesa Redonda Club de Madrid”.  13 de julio 2009.  Santiago de Chile.
74  CEPAL.  “Las repercusiones de la crisis en los países de América Latina y el Caribe”. Documento para la II Reunión de Ministros de Hacienda de América Latina y el Caribe. Viña del Mar, 3 de junio de 2009.
75  Insulza, José Miguel.  “La crisis y sus efectos políticos”.  En: Américas.  Edición especial. Vol. 61. No. 4., julio-agosto 2009.
76  OEA, La crisis económica global: efectos y estrategias políticas. 
77  Organización para la Cooperación y el Desarrollo (OCDE), Perspectivas económicas de América Latina 2009.  París, Centro de Desarrollo de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, 2009.  pp. 19-20.
78  Rojas Aravena, Francisco. Integración en América Latina: Acciones y Omisiones; Conflictos y Cooperación. IV Informe del Secretario General. San José, Costa Rica, FLACSO-Secretaría General, 2008. Disponible en: www.flacso.org y Rojas Aravena, Francisco.
79  Bárcena, Alicia. “Intervención Mesa Redonda Club de Madrid”, Santiago, Chile. 13 de julio de 2009.
80  Benedicto XVI.  Caritas in veritate.  La caridad en la verdad.  Carta encíclica sobre el desarrollo humano integral, julio 2009.
81  Cardoso, Fernando Henrique. “Más allá de la crisis internacional: economía, política y cultura”.  En: Américas.
82 Lagos, Ricardo.  “Las dimensiones políticas de la crisis mundial: una perspectiva europea.”  Informe final.  Barcelona, 26 de marzo 2009.  Disponible en: www.clubmadrid.org

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